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Colección de Historias

Clausura 2002, crisis y campeón quebrado

5/15/2020

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Si el torneo de apertura de 2002 había estado marcado por la quiebra de Colo Colo, que quedó a cargo del síndico Juan Carlos Saffie, cuya gestión hizo posible la continuidad de giro del club y el resguardo de su personalidad jurídica; el de clausura de ese año se desarrolló en uno de los peores momentos del fútbol chileno, que incluyó huelga de jugadores, paralización del campeonato, errores administrativos imperdonables de los dirigentes, discusiones eternas entre la ANFP y el SIFUP y partidos jugados con juveniles y sin público en los estadios. Un panorama caótico que reveló una crisis terminal de la actividad y tras los cual vendría todo un profundo replanteamiento. 

El torneo siguió el mismo modelo que el anterior, es decir, una primera fase de 15 fechas, todos contra todos y los equipos divididos en cuatro grupos, para después jugar un sistema de Playoffs.
Inauguraron la competencia Coquimbo Unido y Colo Colo el 3 de agosto, en el antiguo Estadio Francisco Sánchez Rumoroso, duelo que ganó el cacique con solitario tanto del joven defensor albo David Henríquez.

Entre los aspirates al título obviamente figuraba el vigente campeón Universidad Católica, que había mantenido intacta la base de la escuadra que había levantó la última corona, con nombres como Lenci, Alvarez, Pérez, Campos y Mirosevic. Pero también estaba el eterno Colo Colo, que a raíz de la quiebra apostaba fundamentalmente a su cantera, más algunos jugadores experimentados. Así, aparecían figuras como el aquero Eduardo Lobos, David Henríquez, Braulio Leal, Raúl Muñóz, Francisco Huaquipán, Manuel Neira, Luis Ignacio Quinteros y los históricos Marcelo Barticcioto y Marcelo Espina. Todos ellos adiestrados por Jaime Pizarro. Los otros dos que apostaban fuerte era la U, dirigida por Víctor Hugo Castañeda, que había quedado con la espina clavada, producto de la eliminación a manos de la UC, y Cobreloa, que venía armando silenciosamente una potente idea de juego, bajo la conducción de Nelson Acosta.  

Tras las 15 fechas regulares sobresalía nítidamente el cuadro de Cobreloa, con 34 puntos y sólo un duelo perdido. Todo parecía augurar un renacimiento del equipo naranja, que no levantaba una copa en ya largos diez años. Luego aparecían la U con buenos 30 puntos, Cobresal, con 27; la UC, con 26, Santiago Wanderers, con 25; Unión Española, con 24; y recién en sexto lugar Colo Colo, con 23 unidades. Por su parte los peores equipos fueron Deportes Temuco y Santiago Morning que no pudieron sumar más de diez unidades cada uno.

Entre los partidos interesantes que dejó la primera fase estuvo el 7 por 1 de Cobreloa sobre Temuco, el 12 de octubre, por la novena fecha. También figura el entretenido duelo protagonizado por Unión Española y Deportes Concepción el 17 de noviembre, por la fecha 14, y que terminó en triunfo para los hispanos por 4 goles a 3.
 
En tierra derecha
Ya en sextos de final Colo Colo y Universidad Católica doblegaron no sin dificultades a Unión Española y Coquimbo Unido. De hecho, en el encuentro de ida con los rojos Colo Colo iba perdiendo dos por cero, pero gracias a la efectividad y oportunismo del canterano Manuel Neira logró revertir el marcador y terminar ganando el partido 3 por dos, ante el deliro de la hinchada colocolina. En tanto, Cobreloa eliminó a Rangers por un claro marcador global de 5 a 3, consolidando su buen rendimiento y sus serias aspiraciones al título. Casi lo mismo hizo la U con Palestino ganando ambos encuentros, en un global de 8 a 5.

Pero donde estuvo la emoción al límite fue en el duelo entre Santiago Wanderers y Huachipato. En la ida los acereros se impusieron por un contundente 4 por cero, por lo que viajaron confiados  a Valparaíso, había que cuidar el resultado y evitar cualquier riesgo innecesario. Pero en la cancha los pronósticos se vinieron al suelo, ya que los caturros les pasaron por arriba venciéndolos por idéntico marcador. Así las cosas, se jugó alargue con gol de oro y en esa instancia el acerero Fernández le dio la angustiosa victoria a los de la usina.
Algo similar ocurrió con Deportes Concepción y Cobresal, que también debieron llegar a alargue con gol de oro, tras haber ganado sus respectivos duelos de local. Esta vez fue en El Salvador y el morado Baeza le dio la victoria a los lilas.
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En cuartos de final la UC barrió con Santiago Wanderers (6 por 1, en el global) y Colo Colo hizo los mismo con Cobresal (7 por 2). En tanto, Cobreloa también se impuso con tranquilidad a Deportes Concepción (4 por 1). Pero donde hubo lucha a muerte fue entre Huachipato y la U, ya que empataron ambos partidos (2x2 y 1x1), pero la victoria al final fue para los azules por haber marcado un gol más de visita.

Como se dieron las cosas llegaron a instancias de semifinales los cuatro grandes del fútbol chileno. Ahora las universidades se batirían nuevamente a duelo y, por la otra llave, Colo Colo se vería las caras con su bestia negra, Cobreloa.

En el primer acto de la batalla universitaria ambas escuadras no se hicieron daño, aunque protagonizaron un entretenido partido con pierna fuerte, goles anulados y muchas llegadas en los arcos. Todo quedó en suspenso para el segundo partido, en el que también hubo mucha intensidad y buen juego, pero la U pagó caro su poca efectividad y sus errores defensivos. De hecho un autogol de Pedro Reyes, en los 57 minutos, le dio el pase a la final a la UC.

En la otra llave el cacique roncó fuerte en su ruca y derrotó -en la ida-, por dos a cero, a los naranjas con goles de Quinteros y Huaiquipan. Mientras que en el partido decisivo en una gran demostración de coraje y buen fútbol Colo Colo venció a los loínos en su propio reducto, por dos tantos a uno. Sin duda un triunfo histórico, ya que los albos no ganaban en Calama desde hacia 23 años.
 
La final soñada
Al final del camino del Clausura 2002 llegaba el vigente campeón y un Colo Colo sumido en la quiebra institucional. Realidades distintas en lo económico, pero no así en la cancha donde podía pasar cualquier cosa.
La primera final se jugó el 20 de diciembre, ante 40 mil almas que repletaron el Estadio Monumental. Se preveía un duelo muy disputado, pero todo cambió con el codazo de Miguel Ramírez a Gonzalo Fierro, a los 14 minutos de juego, cuya expulsión hipotecó tempranamente las posibilidades cruzadas. En ese escenario el cacique, consciente de tener un hombre más en el campo de juego, se fue con todo en busca del gol, el que recién llegaría en el minuto 46, tras un zapatazo infernal de Marcelo Espina. La UC aun estando en inferioridad numérica trató de llegar al arco de Lobos, pero le faltó la suerte y efectividad en los momentos claves. Todo quedó consumado a los 88, con un derechazo del Nacho Quinteros que enloqueció a las huestes albas.

Dos días después ambos contendientes se volvieron a ver las caras, esta vez en el Estadio Nacional. Y muy temprano la UC se puso en ventaja, corner servido por Jorge Campos y Lenci cabeceó solo en el borde del área chica para fusilar a Lobos. La ilusión asomaba en el horizonte cruzado. Sin embargo, pocos minutos después el meta católico Jhonny Walker literalmente atropelló a Quinteros dentro del área y el árbitro Carlos Chandía pitó inmediatamente mostrando el punto penal. La acción torpe del golero fue transformada en gol por Marcelo Espina, desde los doce pasos. La UC se descontroló con este gol, eso se noto en los nervios de Walker, pero sobre todo en la fea patada de Jorge Acuña sobre Braulio Leal, en los 30, que significo la expulsión del volante de la franja. A esa altura todo era cuesta arriba para la Universidad Católica, pero aún faltaba más, ya que seis minutos después en una jugada intrascendente Daniel Pérez le entró con todo a Miguel Aceval  y tambien sacó vale para las duchas. Nada podía ser peor para los cruzados, que pese a todo aguantaron a pie firme hasta el final del primer tiempo.

Ya en la segunda fracción, la tarea para Juvenal Olmos era titánica, debía hacer goles, no recibir ninguno en el arco propio y todo con nueve hombres. Pese a todo, los primeros 25 minutos de la UC fueron portentosos, mucho orden, inteligencia táctica y dos cambios estratégicos (entró Albert Acevedo para asegurar el fondo y Milovan Mirosevic para tratar de inventar algo arriba). Sin embargo, después de eso la estanteria comenzó a venirse abajo, porque a los 67 Manuel Neira aprovecho los espacios libres y batió a Walker, tras pase de Millape. Y diez minutos más tarde el mismo Neira remató a la UC con certero cabezazo. Sólo para la anécdota quedó el postrero gol de Albert Acevedo, a los 41, que selló el definitivo 3 a 2 para Colo Colo, triunfo que le permitió levantar su corona número 23.

Así terminaba el primer año de torneos cortos, con mucha novedad, emociones, pero eso sí con los mismos de siempre como protagonistas. HDF/JM

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