![]() Luego de las brillantes campañas de 1994-95 con Jorge Socías en la banca y Marcelo Salas rompiendo redes, la U había caído en una sequía de títulos. En 1996 sólo llegó en quinto lugar; al año siguiente finalizó en tercer y cuarto puesto; y el 98 obtuvo un doloroso subcampeonato, cuando Colo Colo se llevó la corona, por sólo un punto de diferencia. Este último hito motivó a que la dirigencia azul diera un golpe de timón en la banca, cambiando a Roberto Hernández por César Vaccia, quien hasta ese minuto venía trabajando en las divisiones inferiores. La expectativa era grande, pero el desafío aparecía altamente complejo, ya que por decisiones organizativas se había decido implementar uno de los torneos más largos de la historia, con 44 fechas divididas en una primera fase regular y un octogonal por el título. En ese escenario, era imprescindible contar con un plantel con recambio, y una buena preparación física, que permitiera a los jugadores afrontar esa extenuante seguidilla de partidos. El debut de los azules fue el 27 de febrero, en el Nacional, ante el difícil Cobreloa. Los universitarios ganaron por dos a uno, con goles del colombiano Mafia y de Rodrigo Barrera. Aunque no se jugó del todo bien, lo importante fue el triunfo, sobre todo si al frente estaba uno de los candidatos a la corona. A la semana siguiente vino otro apretón fuerte, esta vez el súper clásico con Colo Colo, donde el rodaje inicial pasó la cuenta. Los albos pasaron por arriba y terminaron imponiéndose pro un alevoso 5 por dos. La derrota caló hondo en el orgullo azul, tanto que ese día, en la amargura de la derrota, los jugadores se juramentaron que irían por el título. El mal rato con Colo Colo se pasa rápido, siete días después el equipo da cuenta de Puerto Montt, con tres goles de Rodrigo Barrera. Sin embargo la irregularidad se vuelve a notar en los partidos siguientes, se gana a Santiago Morning, en casa, pero se ceden puntos en las salidas a Las Higueras y Talca. Después de eso, el equipo parece tomar vuelo con tres victorias consecutivas, pero el empate a cero con la UC, frena el impulso, y las dudas vuelven a surgir al otro fin de semana, con el empate a tres ante Cobresal, en El Salvador. El cuadro azul juega bien, pero todavía faltan algunas pequeñas piezas por ajustar. Lo que viene, tras la paridad con Cobresal, es sencillamente espectacular y revela el despegue definitivo de un plantel que se convenció de que tenía las armas para ser el mejor. Fueron 13 victorias al hilo, incluyendo triunfos frente a Cobreloa, en Calama, y un 3 por cero a Colo Colo, que lavó las heridas de la goleada recibida en el inicio del torneo. Esta racha impresionante sólo se corta el 1 de septiembre, cuando la U empata a cero con la UC. Luego de eso, en los últimos cinco partidos de la primera fase, la U es un espectáculo a la vista, brindando encuentros de alto vuelo como el 5 a cero a Palestino, pero, sobre todo, el memorable 5 x 4 a O´higgins, donde el chuncho remontó un 4 a 2 en contra, en los minutos finales del match, toda una proeza de un elenco que ya tenía cara de campeón. Los números de esa primera rueda eran impresionantes: 75 puntos en 30 partidos (23 victorias, seis empates y sólo una caída), con un 83% de rendimiento. Fue tan buena la campaña de los azules que le sacaron 11 puntos de diferencia al equipo que llegó en segundo lugar (Cobreloa). Cae la décima estrella Tras la espectacular primera fase parecía hasta injusto que la U tuviese que jugar un octogonal para salir campeón. Pero bueno, eran las reglas del juego y había que aceptarlas. El mini torneo comienza para los laicos con otro empate con Universidad Católica. Tras lo cual se suceden tres victorias, un empate y una dura derrota con Cobreloa, en el Nacional. Las alarmas se prenden justo y en el siguiente duelo los azules se imponen a Colo Colo, en emocionante partido, con un solitario gol del peruano Flavio Maestri. Y siete días después la U se manda otro partidazo y vence a la UC por 3 a 2. A esas alturas el equipo transita con tranco de líder, lo demuestra con tres triunfos al hilo y dos empates. El título está asegurado, tanto que en la última fecha la U se da el lujo de perder con Colo Colo, por 3 a 0, ocasión que aprovecha para gritar que es campeón justo en la cara del archirival. Dulce final para un año redondo, en que la inteligencia táctica de César Vaccia logró plasmar un cuadro equilibrado en todas sus líneas, partiendo por un gran arquero como Sergio Vargas, quien estuvo secundado por una defensa sólida, con Pablo Galdames, Alex Von Schwdler y Rafael Olarra. A eso hay que sumar un medio terreno que combinaba sacrificio y calidad, con Clarence Acuña, Luis Musrri, Leonardo Rodríguez y Esteban Valencia; y una delantera desequilibrante con Flavio Maestri, el "Pollo" Arancibia y el gran Pedro "Heidi" González, goleador del equipo y segundo artillero del torneo, con 28 tantos. La alegría del mundo azul no terminaría ahí, ya que Vaccia mantendría la misma base para ir por un nuevo título al año siguiente. /HDF Ir a la segunda parte |