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Colección de Historias

Lizardo Garrido, el todocampista albo

11/8/2020

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Desde sus años de infancia, en la población Lo Franco (Quinta Normal) a Lizardo Garrido le gustaba cambiarse de posición en las pichangas de barrio. A veces era delantero, otras defensa y en algunas también mediocampista. Esa costumbre de ser polivalente lo fue distinguiendo, algo que profundizó en las inferiores de Colo Colo, a donde llegó en 1975, llamando la atención del en ese entonces técnico albo, Luis "Zorro" Alamos. 

En aquella época la política de los albos era que las jóvenes promesas se foguearan en el duro torneo de ascenso, para que después llegaran más maduros al primer equipo. Y ese fue precisamente el derrotero que siguió Lizardo. En 1977 fue cedido en préstamo a Colchagua, donde tuvo que lidiar con la lejanía de su casa y también con las precariedades de la segunda división. Ese primera experiencia no fue fácil para Garrido, quien al año siguiente fue cedido a Trasandino, donde sí rindió más, como todos esperaban. Hizo dupla con Carreño en la zaga realizando una buena temporada, pero  que no alcanzó para clasificar a la liguilla de promoción. El tiempo de aprendizaje para el "Chano" continuaría, en 1979, con su regreso a Colchagua, donde siguió puliendo sus dotes de zaguero. Así, a fines de ese año terminaba la "travesía por el desierto" de Lizardo, quien ahora más maduro, personal y futbolísticamente, pasaba al primer equipo de Colo Colo.

Rápida consolidación    
Tener una oportunidad en el Colo Colo de principios de los 80 no era tarea fácil, menos para un jugador como Lizardo Garrido, quien venía recién haciendo sus primeras armas, Es que el camarín albo estaba lleno de grandes figuras como Osbén, Caszely, Galindo, y Véliz, por nombrar solo algunas. Sin embargo esto no amilanó a Garrido quien se concentró en "matarse" en los entrenamientos para que el entrenador, Pedro Morales, le diese la opción de jugar. Tenía la convicción de que teniendo esa chance la aprovecharía al máximo. Y la verdad es que tuvo que esperar su resto, en un torneo 1980 donde el cacique siempre "remó desde atrás" para defender el título, frente a dos grandes oponentes como Cobreloa y Universidad de Chile. El día tan esperado llegó el 21 de septiembre, ante Aviación, en el Estadio Nacional. Esa tarde los albos goelaron 4 x 0 y el "Chano" ingresó como marcador de punta causando una excelente impresión en el ambiente del fútbol, por su agresividad, fiera marca, buen domino de balón y destacable proyección ofensiva. 

Apenas dos meses después, cerca del final de ese año, la vida le sonreía a Lizardo. La prensa especializada lo llenaba de elogios y la titularidad en Colo Colo era ya una firme realidad. En ese minuto fueron claves los consejos y apoyo de su compañero de equipo y rival en el puesto, Mario Galindo, quién siempre lo alentó para que siguiera mejorando. Todo contribuyó para que Garrido fuera transformándose, en poco tiempo, en un excelente marcador de punta que defendía con calidad, salía jugando con prestancia y que iba al ataque con decisión
También, en ese inolvidable año 80, el "Chano" fue considerado en la Roja de Santibáñez, que se preparaba para las eliminatorias, con miras al Mundial España 1982.  Su debut fue en un amistoso frente al Fluminense brasileño, el 8 de octubre (triunfo 3 x 0), donde demostró personalidad y buen juego. Esa noche le tocó compartir labores defensivas con el gran Elías Figueroa, momento que no olvidaría jamás y que le daría más fuerza para seguir consolidándose como jugador.

1981, El año bisagra          
El nuevo año encontraba a Lizardo Garrido frente a un escenario a lo mejor impensado, en el que se le abrían todas las puertas para triunfar en el fútbol. Había logrado instalarse como una pieza clave en Colo Colo, pero también en la selección, justo en un período en que las otras alternativas, en el puesto de marcador de punta, pasaban por bajos momentos o largas lesiones. La diferencia del "Chano" es que él exhibía condiciones inusuales para un jugador joven (adaptabilidad, velocidad, resistencia, ductibilidad, buen juego aéreo y gran proyección de ataque).. Los medios hablaban del "primer todocampista del fútbol chileno" y no estaban tan errados, porque el "Chano" podía rendir bien como lateral, zaguero o volante. Era algo que llevaba en su ADN de jugador, desde las pichangas de barrio en Lo Franco. 

Y el destino le tenía preparado el éxito, ya que fue pieza fundamental en la Roja que clasificó invicta al Mundial de España 82, Todavía está en la retina del hincha ese monumental desborde por derecha, en el partido contra Paraguay, en el que, tras pared con Herrera, gana linea de fondo y centra hacia atrás, para que anote Miguel Angel Neira. Una postal de juego que ilustra, en toda su real magnitud, lo que era capaz de hacer Lizardo Garrido. 

Pero Garrido no se conformó con lo logrado en la selección, ya que siguió jugando a gran nivel el resto del año, incluso postergando a la banca a un crack como Mario Galindo. Su faceta de jugador completo lo convirtió en inamovible en el esquema del técnico Pedro García y en uno de los baluartes del título albo de 1981. Y como guinda de la torta, nuestro protagonista fue elegido como el "Jugador del año". Un premio a su constancia, trabajo silencioso e inteligencia para aprovechar las oportunidades que se le iban presentando. Esa temporada jugó más de 60 encuentros, con un rendimiento siempre óptimo, que lo catapultó definitivamente a nivel de figura del fútbol nacional.

El amargo mundial y el primer bajón
A principios del 82 Lizardo rebosaba de optimismo, sobre todo porque en el horizonte aparecía la oportunidad única de jugar un mundial, instancia máxima para cualquier futbolista. Además, su puesto de titular en Colo Colo ya era indiscutido, por lo que irían por el bicampeonato probablemente en lucha con Cobreloa, el rival de esos años. 
Pero como todos saben la historia de la participación chilena en esa copa del mundo terminó en el más rotundo de los fracasos. Mucha expectativa por la gran eliminatoria previa, una concentración extremadamente larga que desgastó a los jugadores, desconocimiento de los rivales y una sorpresiva fragilidad del equipo fueron algunas de las razones que propiciaron el descalabro. Y, obviamente, el "Chano" fue parte de esa inercia negativa, pese a que jugó dos de los tres encuentros (contra Austria y Alemania) y con un nivel más que aceptable.  

Tras el mundial las críticas por el nivel exhibido en España arreciaron sobre los jugadores, a los que les costó un tiempo despercudirse de la amarga experiencia. En el caso de Garrido lo vivido hizo mella en su rendimiento, que tuvo un bajón importante. incluso algunos medios llegaron a decir que "ya no era el de antes". En la íntima el "Chano" confesó que tuvo una caída en lo anímico, lo que impactó en su nivel de juego dentro de la cancha. Aparecieron algunos fantasmas que incidieron en alguna pérdida de confianza en sus recursos y que ante fallas tendían a maximizarse. Más encima, ese mismo año Colo Colo perdió la batalla por el título con Cobreloa, lo que terminó por cerrar una temporada realmente para olvido. 

Retomando el nivel de juego
No fue fácil para el "Chano" despercudirse de las malas vibras de 1982. De hecho durante los primeros meses del 83 su nivel de juego y confianza todavía era un pálido reflejo de los del jugador del 81. Pero fiel a su estilo de trabajo sostenido y perseverante Lizardo pudo dar vuelta la situación y traer de regreso a ese jugador polifuncional que todos habían alabado tanto. Fue importante, en ese sentido, el apoyo permanente del entrenador Pedro García, quien lo estimuló para que fuera exigiéndose cada vez más. Cuento corto, Garrido fue subiendo gradualmente su rendimiento hasta llegar a convertirse, nuevamente, en figura estelar del equipo y pieza clave en la obtención de un nuevo título albo, Por eso, su desahogo fue total esa tarde de abril de 1984 cuando, tras derrotar a Audax Italiano, lograron bajar una nueva estrella, esa vez por sólo un punto de diferencia respecto de Cobreloa. Ese día el éxito deportivo tuvo un sabor distinto para Garrido, ya que tuvo que revertir con esfuerzo malos momentos. 

Durante los dos años siguientes Lizardo mantuvo su titularidad en el equipo y con un nivel de juego siempre destacado. De hecho, a fines de 1984, fue distinguido como el "Mejor deportista de Chile", estímulo que lo llenó de orgullo, ya que fue un premio no sólo al futbolista, sino también a su persona.

Las buenas noticias seguirían en 1985, ya que Lizardo fue nominado a la selección que disputó las clasificatorias para el Mundial de México 1986, proceso comandado por Pedro Morales. Fue titular en todos los duelos, conformando una retaguardia junto a Eduardo Gómez, Mario Soto y Luis "Chupete" Hormazábal. El equipo y Lizardo, dieron dura batalla hasta instancias de repechaje, en la cual finalmente se cayó ante los paraguayos. Se esfumó así la pretensión de Garrido de haber jugado un segundo mundial, En esa frustrante última llave de las eliminatoria Lizardo vivió uno de los momentos más complejos de su carrera al cometer un autogol, en el partido de ida, en Asunción. Fue una desafortunada jugada que se produjo tras un centro del delantero paraguayo Buenaventura Ferreira, en la que el "Chano" terminó metiéndola dentro del arco de Roberto Rojas, con su pierna izquierda. Lo pasó mal Garrido después de este autogol, ya que apenas salía a la calle muchos hinchas le recordaban, con no buenas maneras, su error en ese duelo. 

Lo otro no tan bueno es que Colo Colo cayó en una mini sequía de títulos que llevaron a una renovación del plantel y a la llegada de Arturo Salah, en la dirección técnica, en 1986. Y no fueron fáciles los primeros meses para el nuevo estratega albo, ya que los resultados no acompañaron durante toda la primera rueda, situación que causó la ira de la hinchada que pedía a gritos la salida del entrenador y la renovación del equipo. El ·"Chano" recordaba a un medio, respecto de esos días, que hubo varios partidos en que tuvieron que salir protegidos por Carabineros, porque sino los linchaban a todos. Afortunadamente la compleja situación se revirtió en la segunda parte del año, y el equipo saco fuerzas de flaqueza para torcer el destino y, más todavía, para lograr un nuevo título, tras aquella recordada definición con Palestino., en enero de 1987.

Sus años dorados con Colo Colo
En las dos temporadas siguientes (torneos 1987-88) Lizardo Garrido fue dejando, gradualmente, su puesto tradicional de lateral derecho, para posicionarse en el centro de la zaga. Al principio haciendo dupla con Oscar Rojas y luego con Hugo González. Este cambio le vino bien, ya que, producto de su experiencia, aportaba valor con su visión panorámica del juego, su cabezazo y esa salida limpia desde el fondo de la cancha. Y a pesar de que Colo Colo no pudo retomar la senda de títulos, la linea defensiva del cacique fue uno de los puntos altos en ambos campeonatos.  

Todo mejoró en 1989, durante la última etapa de Arturo Salah, ya que el equipo se consolidó en su funcionamiento, algo que partía desde la defensa, donde la dupla Lizardo Garrido-Eduardo Vílchez logró acoplarse de manera perfecta. Allí sentaron las bases de un trabajo que luego continuaría Mirko Jozic y que le daría frutos inéditos a Colo Colo. Ese verdadero equipazo lograría tres títulos en fila, algo que sólo había conseguido el Magallanes de los años 30. Con el entrenador croata Garrido después comenzó a hacer dupla con el joven Miguel Ramírez, ya que Vílches pasó a labores más de contención. 

El momento estelar en la carrera de Garrido llegó en el invierno de 1991, donde, tras una campaña espectacular y en la que él fue uno de los actores principales, Colo Colo obtuvo la ansiada y, hasta ese día esquiva, Copa Libertadores de América. Era el justo premio a años de sacrificios, constantes retos, algunos sin sabores, pero mucha constancia. Y pegadito al título continental, Lizardo participaría, con su acostumbrada regularidad, en la Copa America Chile 1991 (su primer torneo de este tipo, ya que no fue nominado a las de 1983/87), en la cual un "Colo Colo reforzado" obtuvo un aceptable, aunque algo amargo tercer puesto.  El partido con Brasil (derrota 0 x 2) sería su último encuentro con la casaquilla nacional, con la que totalizaría una suma total de 44 duelos, en poco más de 10 años.
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Ultimo año en Colo Colo y la aventura mexicana
En 1992 la carrera de Lizardo Garrido ya vislumbraba el retiro. De hecho, su última temporada en el cacique es de participación parcial (17 de 28 partidos), aunque tuvo activo rol en la obtención de dos nuevos títulos internacionales como la Recopa Sudamericana y la Copa Interamericana. Sin embargo, a fines de esa temporada surgió la opción de probar suerte en el floreciente fútbol mexicano. Específicamente en el Santos Laguna, equipo de la ciudad azteca de Torreón. 
La expectativa era grande, tanto del "Chano" como de la hinchada de su nuevo club. pero lamentablemente no fue buena la experiencia, a pesar de que lograron un subcampeonato. No se logró afirmar en la titularidad del equipo y la relación con la fanaticada nunca fue buena. Todo esto hizo que a fines de 1993 Lizardo tomara la decisión de "colgar los botines". cosa que concretó de forma natural y sin mayor parafernalia. Terminaba así la carrera, como jugador, de un grande del fútbol chileno (con 15 títulos a su haber), y uno de los primeros que fueron llamados "todocampistas". HDF/jma

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