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Colección de Historias

El inolvidable Colo Colo-Boca Juniors del 91

10/7/2018

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22 de mayo de 1991, es una fría noche otoñal en Santiago de Chile, pero en Macul hay una caldera hirviendo, es el Estadio Monumental de Colo Colo donde está a punto de comenzar la segunda semifinal entre Colo Colo y Boca Juniors, por la Copa Libertadores de ese año. Cerca de 65 mil personas copan el recinto expectantes de lo que pueda hacer el cuadro albo, que en el partido de ida, en Buenos Aires, perdió por la cuenta mínima, en un partido equilibrado que pudo haber tenido un desenlace mejor.

Los pupilos de Mirko Jozic saltan a la cancha y el estruendo es magnífico, el estadio estalla en una fiesta se serpentinas  y papel picado, mientras una nutrida barra boquense también grita cuando salen los xeneises. Ya todo está dispuesto, se viene el partido esperado por todos, el que gane se instalará en la final soñada. 

Cuando comienza a rodar a pelotita los nervios se sienten, en uno y otro lado, hay ansiedad y músculos apretados lo que deriva en imprecisiones y algo de juego brusco. La marca de los argentinos es implacable lo que molesta en demasía al mediocampo del cacique, ya que Rubén Espinoza, Jaime Pizarro y Gabriel Mendoza no pueden hacer pie y provocar peligro en el área rival. Son neutralizados siempre por el trío compuesto por Soñora, Giunta y Pico. Solo algunos tiros libres y lanzamientos de esquina logran inquietar en algo al meta Navarro-Montoya, pero Espinoza no está fino en los remates, Además, Patricio Yáñez y Marcelo Barticcioto insisten demasiado en atacar por el medio lo que los hace chocar -permanentemente- con la bien parada retaguardia de Boca. Y como no está Ricardo Dabrowsky, la opción de levantar el balón no es parte del plan de juego.

La cosa no está fácil y más encima en los últimos 15 minutos, antes del descanso, la visita se anima y merodea el arco de Daniel Morón, a través de Diego Latorre y Gabriel Batistuta. Esto genera algo de  inquietud en las miles de almas que llenan el Monumental David Arellano y que no paran de cantar y gritar para darle ánimo a los once gladiadores blancos que pisan el campo de juego.. Así, sin mucho más que contar termina la primera etapa.

Entre el deliro y el bochorno
Apenas reiniciado el encuentro se observó a un Patricio Yáñez más cerca de la banda derecha, su hábitat histórico, lo que hizo pensar un cambio de estrategia en Colo Colo. Lamentablemente, en el primer desborde del Pato el lateral Carlos Moya le fue con todo, lo que lo hizo caer muy mal resintiéndose su hombro izquierdo. El puntero del cacique quedó algo debilitado, pero eso no impidió que siguiera jugando, de gran forma, en uno de los mejores partidos de su carrera..
A esa altura, se notó que el cacique decidió arriesgar e ir por el partido. Ello se vio motivado por la lesión del defensa Abramovich que descompuso la zaga argentina. De hecho, Soñora tuvo que retroceder a la defensa y entró Apud, un volante más de creación que de marca, lo que facilitó el actuar del medio terreno colocolino. Aun así, el adelantamiento blanco generó espacios, lo que en el minuto 12 casi resultó fatal, ya que Batistuta casi anota después de una corrida de 70 metros y un disparo que afortunadamente intuyó Morón.

Pese al casi gol de Boca, Colo Colo siguió con la misma actitud y hubo alzas notables en algunos jugadores que hasta ahí habían estado algo apagados. Mendoza comenzó sus descuelgues permanentes por la derecha y Barticcioto mejoró mucho su sorpresa y movilidad de ataque. Por eso el primer gol, a los 19 minutos del segundo lapso, puso algo de justicia al partido, ya que premió al equipo que más buscaba la victoria.  Fue Mendoza el artífice del tanto, porque él fue quien buscó una pared con Espinoza y el que, tras recibirla de vuelta, habilitó magistralmente al Barti, quien se sacó tres defensores y luego centró, para que apareciera destapado Rubén Martínez y anotara. 

El estadio entero estalló en un solo grito y millones que seguían el partido por la TV saltaron de sus asientos conmovidos con la garra y valentía de este gran Colo Colo. La apertura del marcador envalentonó aún más a los locales que se fueron inmediatamente en busca del gol de la ventaja, el que llegaría dos minutos después, tras una memorable arremetida por la derecha del Pato Yáñez, cuyo centro conectó maravillosamente Marcelo Barticcioto. La caldera del Monumental volvió estallar de júbilo y algunos hasta lloraban en las tribunas, otra final de América parecía mas cerca que nunca.

El segundo gol golpeó a Boca Juniors, pero no lo mató del todo. Colo Colo tuvo el tercero en gran acción de Margas, pero a los 30 se enmudeció el Monumental. La visita sumó pases en ataque, Batistuta mandó un centro al corazón del área  y Latorre cabeceó, sin marca para anotar el dos por uno. La desazón se instaló en todo el estadio, en el único descuido de la zaga alba Boca vacunó y ahora el marcador obligaba a ir a los angustiosos penales, donde históricamente siempre perdemos. 
Pero este Colo Colo no estaba para malos ratos y tenía ya acordada su cita con la gloria. Minuto 37, con Boca Juniors animado en ataque se produce un contragolpe albo y Patricio Yáñez construye una genial pared con Rubén Martínez, que lo deja a este último de cara al arco de Navarro Montoya, El meta sale a cortar y el ex-Cobresal se la pica por encima del cuerpo, con gran gesto técnico. Es el 3 a 1 definitivo y el país entero se viste de cacique, Colo Colo ya está en la final de América.

Lo que vino a continuación es quizá una de las páginas más vergonzosas que se hayan vividos en nuestros estadios, los jugadores de Boca desataron toda su rabia e impotencia en contra de los reporteros gráficos, los cuales aparentemente habrían provocado a los argentinos, en su afán por registrar lo que sucedía. Gracias a la pronta acción de Carabineros y a la actitud encomiable del público la gresca no pasó a mayores, aunque hubo ocho heridos y 120 detenidos. Sólo quedó en la retina la reacción descontrolada de jugadores como Navarro-Montoya (mordido por un perro), Giunta, Batistuta, Soñora y también las imágenes del profesor Oscar Washington Tabárez, primero intentando agredir a Mirko Jozic y luego con la cara ensangrentada. 

Así terminó, entre el delirio y el bochorno, una de los partidos más memorables de un equipo chileno en la Copa libertadores de América. /HDF
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Chile vence a Argentina y es Campeón de América

9/11/2018

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Sábado 4 de julio de 2015, el Estadio Nacional está como nunca, teñido de rojo y vestido con miles de banderas donadas por el millonario Leonardo Farkas. La escena es realmente conmovedora y sólo matizada por algunos espacios albicelestes, con hinchas trasandinos que han cruzado la cordillera con la esperanza de volver a ver a su selección ganar un título,
Todo está listo para el inicio del gran juego final y los actores se preparan para dejar el alma en la cancha. 
 
El partido comienza con mucha intensidad, cada pelota se pelea como si fuera la vida misma. Chile tiene la pelota y es protagonista, Argentina
 parece sorprendida por la 
presión que impone la Roja y Messi no encuentra espacios.
 
Pasan los minutos y el partido es muy parejo, Chile recurre a la falta cuando es necesario, lo que incide en que a Silva, Aranguiz y Medel les muestren tarjeta amarilla.

Así llega una de las primeras de Chile, una media vuelta de Vidal que le sale algo mordida y que atrapa Romero yendo a su izquierda. El estadio ruge con la jugada y se anima, hay con que hacerle daño al rival.
 
Atrás el Pancho Silva, es un león en la marca, no le da un centímetro al Kun Agüero, que se muestra incómodo con la presión pegajosa de los chilenos.

Tras cartón llega la segunda aproximación de Chile: Vargas es habilitado desde el fondo por Silva, se va en velocidad hacia el arco, pero eleva su disparo, ante el bramido impotente de la galería..

Y rápidamente llega la réplica de Argentina y una de las dos que tuvo en todo el primer tiempo, eso sí, la más clara del partido hasta ese minuto. Tiro libre de Messi, desde la derecha, cabecea a boca de jarro Agüero y Bravo tapa en forma brillante. Era el gol argentino y el puñado de hinchas transandinos que se ubican el el sector sur se agarran las cabezas de impotencia.

Pese al susto, Chile sigue intentando, Alexis está muy movedizo, lo que inquieta a los argentinos, sin duda el mejor partido de la copa para el niño maravilla. Por el otro lado, un larga corrida de Di María lo deja desgarrado, por lo que tiene que ser reemplazado, se repite la historia de 2014, en Brasil.
​
La guerra de las bancas sigue sin cuartel, pero al final del primer tiempo se ve mejor Chile, que busca ser más protagonista. La apuesta táctica de Sampaoli ha funcionado y le está ganando la pulseada a Martino.
 
La angustia sigue en el segundo tiempo

En los 45 minutos finales Chile sigue con el mismo libreto, mayor posesión y pierna fuerte cuando la situación lo amerita. Ejemplo de esto es la fuerte entrada de Medel a Messi, que le significó tarjeta amarilla al Pitbull. Pero Argentina también cae en la falta, Mascheerano y Biglia, ven la amarilla.


Chile sigue intentando llegar, pero la defensa albiceleste contiene todos los embates. Se pierde un poco la claridad en los rojos y la ansiedad pasa la cuenta, No hay muchas llegadas al arco rival y la selección sólo se preocupa del orden táctico y de no asumir muchos riesgos.

¿Y Messi?
 Todavía no aparece el 10, siempre cercado por un enjambre  de piernas rojas. La albiceleste intuitivamente  baja la intensidad y en ellos también se nota la presión del momento. 
​
Hasta que llega, a lo mejor, la jugada clave del partido, Messi recibe un pase en campo propio argentino, cuando Chile estaba jugado en ofensiva, y comienza su carrera mortal, apilando rojos en la mitad de la cancha. La defensa chilena retrocede con el alma en el cuerpo y el astro del Barcelona cuando llega a la 
entrada del área 
local, cede hacia la izquierda, para que aparezca Lavezzi, quien dispara cruzado. La pelota cruza el arco y al otro lado viene Higuaín para sentenciar el partido.
Un frío eterno recorre todo el Estadio Nacional, nadie quiere ver, todos se tapan los ojos. Parece repetirse el sino trágico del fútbol chileno, la derrota flagelante en el último suspiro del partido...
Pero, para sorpresa de todo el mundo esta vez los dioses están con nosotros, el "Pipita" falla increíblemente, igual que un año entes en el  mundial de Brasil, y no alcanza a llegar para meter esa pelota junto al palo. La caprichosa besa la red pero por fuera. ¡Nos salvamos! en todo el estadio el pensamiento es uno solo: si no perdimos ahí es porque esta vez la copa es nuestra, seguro.....

Terminan los 90 y los argentinos no lo pueden creer, están abatidos, estuvieron a centímetros de liquidar la final y otra vez el triunfo se les escapa de los dedos. Y en las graderías la tensión está al rojo vivo, el partido está para cualquiera......

El desenlace

Estamos en el alargue, 30 minutos más de esfuerzo, el rey Arturo sigue con su despliegue monumental, ahora es casi un centro delantero y Alexis está a punto de rematar el partido en dos jugadas monumentales: una en el primer tiempo de la prórroga, cuando empalma -de aire- un pase de Matías Fernández, que se va cruzado muy cerca del arco de Romero.
Y en el último minuto de juego recibe un habilitación con la mano de Bravo, que no puede detener Mascherano, y se va solo en demanda del arco argentino, pero llega muy exigido por Zabaleta y su disparo se va mordiendo el travesaño. No hay caso, ahora todo se decide en los penales, la emoción hace casi explotar los corazones y la incertidumbre es ya inaguantable

​Parte el Mati Fernandez, con un disparo inatajable para Romero, Chile gana 1 a 0.
Messi pone el 1-1 y luego Vidal, vence a Romero con algo de incertidumbre. Es el 2 a 1 para la roja.
Se pone frente a la pelota Huguaín y la manda a las nubes!!!!!. Oportunidad para Chile....
Es el turno de Aránguiz, quien con mucha calidad dispara fuerte a un rincón de Romero. Chile arriba 3 a 1.

El desconsuelo argentino es enorme, no lo pueden creer, otra final se les está yendo de las manos. Para colmo Banega regala el tercer penal, con un anunciado tiro que cae en las manos de Bravo. Parece que la historia se rompe....

Cuarto penal para Chile, Alexis agarra la pelota y se dirige al punto penal. El delantero chileno mira hacia el arco de Romero y bota el aire, hay ansiedad...La historia del fútbol chileno transcurre entera en esos segundos. Años de infortunios, lamentaciones y triunfos morales están ahí, frente a frente. Pero es hora de ganarle a ese destino amargo, esta generación está llamada a lograrlo. Sanchez toma carrera y con una suave picada de crack conquista la gloria, ante el desconsuelo de Messi y compañía.
¡¡¡¡Chile, Campéon de América!!!!, el sueño de abuelos, padres e hijos cobra vida y se transforma en dulce realidad.

Alexis corre, se saca la camiseta y se lo dedica a todo Chile. El país explota en un solo grito, un desahogo descomunal que esperó por años y que ahora desborda todo el Estadio Nacional y también cada rincón de nuestro largo y sufrido país.

Qué alegría inmensa, ojalá estuvieran el Sapo y Julio Martínez, seguro no podrían hablar de la emoción. Lo celebran, eso sí, los Caszely, Zamorano, Véliz, Fouilloux, Leonel, Salas, el cóndor, el gran Elías, Quintano, Pato Yañez y tantos otros que también lucharon por obtener un título, pero que no tuvieron la suerte de lograrlo.

Y qué mejor que ganar nuestro primer título frente a nuestro más tradicional y enconado rival,  Argentina. Fue la “guinda de la torta”. Ahí está el gran Mascherano, agarrándose la cabeza, porque pasan los años y todavía no puede ganar nada con la albiceleste. Y ahí está Messi, consolado por dos niños chilenos, pero con la mirada perdida. Masticando la rabia de otra final con sabor a derrota. Difícil de creer, con Barcelona lo gana todo, pero con su país nada. /HDF

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Colo Colo empata con Huachipato en Collao y es Campeón 1972

12/6/2017

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El centro de Concepción hervía de gente ese sábado 16 de diciembre de 1972, era víspera de navidad y en la capital penquista miles de personas pululaban por los alrededores de la plaza haciendo compras de fin de año.
El calor se hacía sentir, sobre todo en la calle Barros Arana, donde una multitud de fanáticos hacia largas filas para adquirir una entrada para el gran evento de ese día, el trascendental partido entre Huachipato y Colo Colo, por la penúltima fecha del torneo nacional. El duelo, que se disputaría en un abarrotado Estadio Regional, tenía un condimento muy especial, ya que, de ganar u empatar, el equipo albo se quedaría con una nueva corona del fútbol chileno, ya que la diferencia se volvía insuperable para los dos escoltas, Unión Española y Universidad de Chile.

Durante toda la semana la prensa y los hinchas daban por hecho una victoria del cacique, principalmente por la campaña de ese año (puntero absoluto, con 49 puntos), pero, sobre todo, por la calidad de jugadores del equipo popular, que poseía una oncena rutilante con nombres como Miguel Angel Onzari, Mario Galindo, Rafael González, Manuel Rubilar, Leonel Herrera, Guillermo Páez, Carlos Caszely, Francisco Valdés, Sergio Messen, Edson Beiruth y Leonardo Véliz.

Huachipato, por su parte, llegaba en el octavo lugar de la tabla, con 36 unidades y ya sin mucho que pelear. Pero eso no quitaba que, sin duda alguna, se esmeraría  por amargarle la jornada al líder. En los de Talcahuano había una idea de juego que ya estaba comenzando a gestarse de la mano de un regresado Pero Morales (que se plasmaría con mucho éxito en lo meses y años siguientes), con jugadores como José Luis Mendy, Flavio Silva, Hugo Riveros, Daniel Diaz, Guillermo Azócar, Eddio Inostroza y Miguel Angel Neira. 

El  esperado Duelo

Poco antes de las nueve de la noche, hora del partido, no cabía un alma en el coloso de Collado, que resonaba con cerca de 30 mil espectadores, en su gran mayoría colocolinos. Lo mejor de todo es que la temperatura ambiente era ideal y una gran luna llena iluminaba el estadio. Un regalo para los miles de apasionados hinchas que habían viajado hasta el Bío Bío con sobradas incomodidades, 

Tras el pitazo inicial del juez, Víctor Aeloiza, Colo Colo se fue con todo adelante, siempre de la mano de "Chamaco" Valdés, quien tomó el control del juego. La idea era crear llegadas por las bandas con Caszely y Véliz, y aprovechar el oportunismo de Beiruth. Los locales, en tanto estaban atentos para la destrucción, con Azócar y Rivero, pero enfocados también en perseguir, vía Inostroza y Díaz. A los pocos minutos ambos equipos intercambiaron artillería. Messen casi anota, tras pared con Valdés, pero su incursión fue anticipada por Mendy. Y en el otro arco, un zapatazo de Neira fue desviado al córner por el meta Onzari.  Huachipato no quería ser comparsa de nadie y así lo demostraba sobre el campo penquista, donde dos tácticos como Luis Alamos y Pedro Morales ofrecían un match aparte. 

Todo cambió en el minuto 16, cuando Leonardo Véliz se mandó un fenomenal carrerón por la izquierda, el que terminó en un medido centro al corazón del área huachipatina, La pelota dio varios rebotes en la zaga local, hasta que apareció Valdés para rematar, a media altura, venciendo la resistencia de Mendy. El talentoso volante blanco corrió a abrazarse con todos sus compañeros y el estadio explotó en grito, alegría y desahogo. La corona se asomaba en el horizonte albo. 

Los negriazules sintieron el golpe y en los siguientes pasajes del partido, hasta el minuto 25, el cacique se perdió tres claras para aumentar el marcador, Dos que sacó notablemente Mendy y otra que erró increíblemente Caszely, con el arco desguarnecido. 

Tras cartón, los albos soltaron el pie del acelerador, lo que permitió el inicio del despertar acerero. El primer aviso lo puso Godoy, el que estremeció uno de los postes de Onzari, quien minutos después controlo una terrible arremetida de Vázquez. Así finalizó el primer tiempo, con un Colo Colo medio ahogado y un Huachipato, al que no le convino el intermedio.

Del sufrimiento al éxtasis 

​Apenas reiniciado el encuentro, Huachipato volvió al ataque, con Vásquez como estandarte, el que de inmediato incomodó a Onzari. A ello se sumó el ingreso del gran Honorino Landa, quien le imprimió más profundidad a los  locales, que se instalaron con autoridad en campo contrario. Colo Colo se puso nervioso y al querer pausar el juego fue perdiendo el control del partido. lo que fue aprovechado por Inostroza, Ramírez, Neira y Landa.

La situación definitivamente se complicó para el cacique, y en las tribunas, los hinchas comenzaron a impacientarse, de hecho aparecieron varios silbidos de reprobación.  Así se llegó al minuto 38 cuando Leonardo Véliz, instalado en facetas defensivas, cortó, con falta, un ataque de la usina, a la entrada del área visitante, propiciando un peligroso tiro libre para Huachipato. Se puso frente al balón Miguel Angel Neira, quien no desaprovechó la oportunidad, doblegando a Onzari con ajustado tiro. Un verdadero balde de agua fría para los miles de colocolinos que estaban en el estadio, los que, de ahí en más, deberían sufrir hasta lo indecible para ver  a su equipo levantar la copa.

El problema es que Huahipato continuó  embotellando a Colo Colo,  Landa quería su gol y Neira se esmeraba por marcar el 2 por 1. La desesperación alba se hizo evidente, todos miraban el reloj  y más de alguno no dudó en despejar el balón a cualquier parte. Finalmente, Aeloiza terminó con el calvario colocolino, desatándose la fiesta en todos los rincones del estadio. La locura era total, muchos lloraban como Carlos Caszely, quien estaba acompañado por su padre, y otros no cabían en su emoción, como Rubilar y Osorio, quienes fueron padres ese mismo día. 

Esa memorable noche de Collao miles de hinchas celebraron, como nunca. Razones tenían de sobra, ese Colo Colo era un gran equipo. Y lo demostraría con fútbol, corazón y espectáculo seis meses después, cuando casi llega a la cima de América. /HDF

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El partido más importante en la historia de la Roja

5/15/2017

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13 de junio de 1962, en un repleto Estadio Nacional, con más de 76 mil almas, se juega la esperada semifinal de la Copa del Mundo, entre Chile y Brasil. Ambas escuadras sudamericanas luchan por un cupo en la final, después de un largo camino de cuatro partidos. Los locales han ganado a Suiza, Italia y URSS, y sólo registran una sola derrota con Alemania Federal, en primera ronda (cuando la Roja ya estaba clasificada). Por su parte, los cariocas vienen de vencer a México, España e Inglaterra y sólo han cedido puntos en el empate a cero, frente a los checoslovacos, también en la fase de grupos.  

La expectación es enorme entre los chilenos, que han seguido con indescriptible emotividad cada partido de la selección. De hecho, tras el último duelo con la URSS, en Arica, miles de fanáticos han ido a recibir a la delegación anfitriona al aeropuerto de Los Cerrillos, agradeciendo así la emocionante clasificación a la fase decisiva del mundial.

Ya en el campo de juego, los primeros minutos son nerviosos y tensos. Ambos equipos están cautos y a la expectativa de lo que haga el otro. Chile intenta algunas escaramuzas ofensivas, pero sin mayor éxito, y Brasil, aunque algo más incisivo, tampoco hace trabajar en demasía a Escutti. Hasta que llega el minuto 9, un avance intrascendente de los amarillos termina en un despeje alto de la zaga roja, la pelota se va hacia la banda derecha de la defensa chilena, donde la baja magistralmente Zagalo, quien ejecuta un centro hacia el área local, que Vavá trata de capitalizar con una espectacular chilena fallida, y el rebote le queda mansamente a Garrincha, quien se despacha un taponazo de aquellos, que deja parado al arquero chileno. Fortuna para los brasileros en la apertura de la cuenta, balde de agua fría para los anfitriones, pero todavía queda mucho partido por jugar.   

Tras el gol, Chile siente el golpe, en los siguientes minutos de partido su juego se hace errático e impreciso, lo que provoca inquietud entre los espectadores. Pero, poco a poco, las barreras mentales van despejándose y la ansiedad de los primeros instantes cede, lo que se traduce en que el equipo comienza a soltarse y a hilvanar jugadas de mayor peligro. Avisa Leonel Sánchez a los 15, con un remate que se va elevado y luego, a los 19, tras un mal rechazo de la zaga brasileña, Eladio Rojas estrella un zapatazo contra el palo derecho del arco de Gilmar. Era el empate, pero la providencia dijo otra cosa. A esa altura, Chile presiona y juega mejor en la cancha del Nacional, de hecho Honorino Landa casi se inmortaliza con una espectacular chilena que se va rozando el palo, y Tobar está a punto de convertir con un potente balonazo, desde lejos. Pero como suele pasar, cuando más se busca el empate, viene el gol en contra, tiro de esquina de Zagalo, desde la izquierda, Garrincha se anticipa a la zaga chilena y aplica un frentazo imparable, junto al primer palo, que deja sin opción a Escutti.  Brasil se pone dos por cero sin merecerlo tanto, pero los errores defensivos le cuestan caro a Chile. 

El segundo tanto volvió a hacer mella en la escuadra nacional, pero el equipo sacó fuerzas de flaqueza y siguió batallando, en busca del descuento, el que llegaría a los 42 minutos. Ataque chileno y el defensa Zito baja a Eladio Rojas, como a 35 metros del arco, en dirección frontal. Se pone frente a la pelota Jorge Toro, quien magistralmente inventa una obra de arte, un tiro libre perfecto que se le cuela en el ángulo derecho al meta Gilmar. Las casi 80 mil personas estallan de alegría y el ambiente vuelve a encenderse, sólo hay un gol de diferencia y todavía queda todo un tiempo.

Se luchó, pero no se pudo

Los segundos 45 minutos comienzan con la esperanza chilena más viva que nunca, pero rápidamente la ilusión se desvanece. A los dos minutos y en otro tiro de esquina de Brasil, Vavá conecta de cabeza y Escutti no alcanza a controlar el balón, concretándose el 3 a 1 para los campeones del mundo. Otra falla defensiva chilena va definiendo la suerte del encuentro, justo cuando la Roja necesitaba llegar cuanto antes a la paridad. 

Pese a todo, Chile no baja los brazos y sigue tratando de forzar el destino, con serenidad y amor propio. Brasil, sintiéndose ya con una ventaja casi definitiva, instintivamente cede la posesión de la pelota, lo que hace que los chilenos comiencen a rotarla, entre Toro, Rojas y Tobar. Y es este último el que inicia la jugada del segundo gol nacional, a los 16 minutos, cuando habilita hacia la derecha a Jaime Ramírez, el que engancha y levanta el balón encontrándose con el brazo anti reglamentario de Zozimo. El árbitro peruano Arturo Yamasaki no duda un segundo y decreta la pena máxima, que es convertida en gol por Leonel Sánchez. Chile vuelve a descontar y la esperanza del empate resurge con fuerza.  

Después del tres a dos, se suceden, quizá, los mejores momentos de Chile, que se va con todo en demanda del gol de la igualdad. Y vaya que está cerca, de hecho, Eladio Rojas y Armando Tobar lo tienen en sendos remates que se van por muy poco. Brasil está embotellado y sólo sale vía algún escaso contragolpe. Lamentablemente, es en uno de ellos que se sella la suerte para Chile, la verde amarelha encuentra un espacio por la izquierda de su ataque, viene un centro hacia el corazón del área y Escutti vacila en su salida inexplicablemente, lo que facilita el cabezazo de Vavá, para el 4 por 2 definitivo.  El mazazo es letal para los opciones chilenas y de ahí en adelante el partido es sólo un trámite, roto, en último término, por las innecesarias expulsiones de Landa y Garrrincha, a diez del cierre. 

Con el pitazo final del juez Brasil asegura el paso a su segunda final consecutiva y Chile, aunque derrotado, es aplaudido a rabiar por todo el estadio, que premia así el esfuerzo histórico de jugadores y cuerpo técnico, que se coronaria, días más tarde, con la obtención del tercer puesto, tras la victoria sobre Yugoslavia. /HDF 


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La UC termina con 13 años de paternidad azul

5/2/2017

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Eran 13 años de supremacía, 22 partidos seguidos, desde aquel 20 de enero de 1971. Mucho tiempo sin ver un triunfo de Universidad Católica sobre la U. de Chile. Por eso el triunfo de esa noche del 21 de octubre de 1984, en el Estadio Nacional, tuvo un gusto especial para los fanáticos cruzados, ya que se sacaron una espina amarga y más encima con el eterno rival. 

El inicio fue parejo hasta que sobrevino el error de Marco Cornez, que permitió que Crocco abriera el marcador con un preciso cabezazo. El golpe fue duro, pero el equipo, poco a poco, fue poniéndose de pie y, tras la media hora inicial, comenzó a inquietar el pórtico rival, defendido por Oscar Wirth. De hecho, la UC tuvo el empate en sendos penales no cobrados, primero a Juvenal Olmos y luego a Osvaldo Arica Hurtado.

Todo cambió en el segundo tiempo, ya que de entrada Alexis Noble se arrancó por la banda izquierda, superó la marca de Patricio Reyes y cuando iba a anotar fue derribado por Wirth, en clara infracción penal. Hurtado no falló desde los doce pasos, lo que decretó el empate parcial entre ambas universidades. Tras el gol, la Católica se fue con todo en busca de la victoria, Miguel Ángel Neira y Patricio Mardones se adueñaron del medio campo y la dupla Olmos-Noble comenzó a herir por las bandas. Los azules sintieron el peligro, y desde la banca se ordenó el ingreso de Orlando Mondaca, quien ayudó a recuperar la posesión de la pelota. En ese estaba el partido, cuando Maríano Puyol se arrancó por la izquierda, centró hacia el corazón del área y ahí apareció  De Luca para fusilar a Cornez con gran  cabezazo. Era el dos por uno y la paternidad se hacía cada vez más imbatible.

Fue en esos minutos, cuando los jugadores cruzados se gritaron entre ellos y sacaron fuerzas de flaqueza. Era ahora o nunca, tenían que terminar con la maldición de los 13 años.  El líder de esa arenga fue Osvaldo Hurtado, quien empujó a todos a dar el máximo en los pocos minutos que faltaban de partido. Y el mismo Hurtado consiguió el segundo empate, tras vistosa acción individual, lo que encendió el partido en los instantes finales. Así llegó el minuto 88, cuando se produjo una falta en las inmediaciones del arco azul. El dueño de todas esas pelotas era Jorge Aravena, pero el “Mortero” no jugó esa noche por lesión, por lo que la responsabilidad la asumió el uruguayo Noble, quien se despachó un taponazo imparable que azotó el travesaño de Wirth. La pelota volvió al área y Hurtado la cabeceó hacia arriba, justo para que apareciera Gino Valentini, quien empalmó el balón de cabeza, batiendo la portería laica. Segundos después terminó el partido y los jugadores cruzados se fundieron en una gran pirámide humana, se acababa, por fin, esa molestosa racha negativa de resultados adversos y amarguras, frente al clásico rival. Otro hito más de ese brillante equipo de la franja, que mese más tarde coronaría esa brillante campaña con el esperado título, después de 18 años de sequía.  /HDF



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Cobreloa gana a Flamengo y obliga a una tercera final en la Libertadores del 81

4/16/2017

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Es la noche del 20 de noviembre de 1981, el Estadio Nacional hierve con más de 60 mil almas, que están expectantes por lo que pueda hacer Cobreloa en el campo de juego, frente al gran equipo de Flamengo. Se disputa  el partido de vuelta por la final de la Copa Libertadores de ese año (en la ida habían ganado los cariocas por dos goles a uno, con más de 90 mil personas en el Maracaná) y los naranjas están obligados a ganar, para así motivar un tercera finalísima en cancha neutral.

El duelo comienza con todo, desde el primer minuto, con los loínos dispuestos a mandar en la cancha de Ñuñoa, aunque sea con algo de juego brusco. Hay que imponerse como sea, eso lo sabe Mario Soto, quien le pone un codazo de entrada al hábil Adilson, que lo hace desaparecer por largos minutos, dejándole claro como son las cosas. Mientras tanto, el laborioso Armando Alarcón le respira en el oído a Zico, anulando cualquiera de sus brillantes intentonas. Y un poco más allá el talentoso Junior sufre la marca fiera del "Ligua" Puebla que lo corretea por todos lados.  Cobreloa se planta bien en los primeros 45 minutos, juega mejor y de forma inteligente, más que nada porque no deja pensar al rival, con una presión pegajosa y efectiva. Sin embargo, en esa primera etapa los nortinos no llegaron con tanta peligrosidad al arco contrario, lo que encendió las alarmas, ya que había que ganar el encuentro a como diera lugar.

En la segunda etapa los de Calama partieron empujando con todo. Tabilo y Escobar comenzaron a hacer daño por las bandas, en el medio Merello habilitaba con precisión y arriba Siviero se las ingeniaba para molestar con el juego aéreo, acompañado también por Mario Soto, que subía a buscar el cabezazo. La ofensiva naranja se hizo cada más fuerte, lo que se tradujo en cuatro llegadas claras sobre el arco de Raúl, dos que contuvo el portero y otras dos que salvaron providencialmente Mozer y Leandro. El partido estaba ahí para Cobreloa, cuando en el minuto 78 de partido se produjo la jugada clave. El árbitro cobró una clara mano de un jugador de Flamengo a la entrada del área y Víctor Merello se puso frente al balón, ante el nervio de los 60 mil hinchas que alentaban con fuerza al cuadro de Calama. Y vino, no más, el taponazo colocado del 8 loíno que superó la barrera y rozó levemente en Leandro, descolocando al arquero Raúl. La pelota en la malla y todo Chile estalló de alegría, ya que se hacía justicia en el Nacional, se ponía en ventaja el equipo que había jugado mejor.

Tras el tanto de Merello el match se trabó un poco, ya que Flamengo se refugió en su área, para no recibir más goles y Cobreloa pareció conformarse con la mínima ventaja. La tarea estaba hecha, ahora había que esperar la "batalla del Centenario". /HDF 




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El día que la UC rozó el bicampeonato

12/5/2016

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Es el domingo 16 de marzo de 1963 y todos acuden al Nacional, nadie se quiere perder el gran partido de definición del torneo 1962, entre el vigente campeón Universidad Católica y la Universidad de Chile. los primeros buscan su primer bicampeonato y los azules quieren vengar la derrota de poco más de un año atrás, cuando en otro partido de definición los cruzados se quedaron con el título, tras el infartante penal de Alberto Fouilloux. Ahora, ambas escuadras llegan empatadas en la tabla, con 50 puntos, pero el mayor esfuerzo lo ha hecho la UC, que ha sido puntera la mayor parte del campeonato. Lamentablemente un empate con O´higgins le ha permitido a los "Chunchos" alcanzar en la cima a su clásico rival, cuando faltaban apenas cuatro fechas para el final.

Ya casi comienza el duelo, que será conducido por el juez Domingo Massaro, y en las tribunas un lleno total, con cerca de 75 mil espectadores, espera el pitazo inicial. la expectación crece con los minutos y las hinchadas animan un duelo aparte en las gradas, con sarcásticos cánticos. Apenas rueda la pelota los equipos se van con todo, aunque la UC es la que más se anima, ya que se instala en territorio azul, bien custodiado po el el meta Manuel Astorga. La primera acción llega a los 4, cuando un rechazo de Donoso rebota en Prieto, lo que obliga a Astorga a colgarse espectacularmente del balón. Tras cartón se producen las primeras escaramuzas de la U, principalmente vía Leonel Sánchez, eso sí bien contenidas por el arquero Walter Behrends. En eso está el partido, cuando a los 14, una arremetida laica y una pifia del católico Rivera le dejan la pelota mansita a Carlos Campos, quien la empuja para abrir el marcador y desatar la locura en la hinchada azul. 

El golpe es duro para los hombres del DT argentino Mocciola, pero aún así la UC vuelve a ir hacia el arco rival. Ramírez casi empata con un violento tiro, que vuelve a atrapar Astorga. El partido es de ida y vuelta y ahora la U es la que llega, Sánchez dispara y Behrends vuela hacia su derecha para quedarse con la pelota. E inmediatamente después el peligro se instala en el otro arco, cuando Rivera estrella un feroz zapatazo en el travesaño de Astorga. La emoción es intensa y el público se deleita en sus asientos.

A los 30 Alvarez combina con Sánchez, este desborda por la izquierda y centra hacia el medio, para que aparezca Campos, quien se anticipa a los defensores y marca el dos a cero. El gol es un verdadero mazazo para los de la franja, que tardan un rato en recomponerse. Pero diez minutos más tarde Rivera casi descuenta con un potente fierrazo que se va alto. La UC insiste y a los 43 cobra premio, tras un ataque por la derecha Foilloux llega casi a línea de fondo, centra rasante, la pelota le queda a Ramírez, quien se cuela entre los defensores de la U y se la cede, magistralmente, a Tobar, quien casi en las barbas de Astorga lo vence con remate cruzado.  Escasos instantes después se acaba el primer tiempo y los jugadores dejan la cancha, en medio de un cerrado aplauso del público, que ha disfrutado a rabiar con el juego.

45 minutos más de emociones

De vuelta de camarines la intensidad y el ritmo están lejos de desaparacer, de hecho la UC se vuelca en ataque, en busca de la paridad, y el Nacho Prieto casi lo logra, pero es frenado con el achique de Astorga. Casi seguida a esa jugada viene la incidencia del empate para los cruzados. Se cobra una falta por la izquierda del ataque católico y Fouilloux practica su famoso chanfle, que agarra una curva endemoniada y se mete en el segundo palo de Astorga, sin que nadie logre tocarla. Un verdadero golazo, aplaudido por todo el estadio.

Luego del tanto, la UC sigue atacando, pero al hacerlo también deja espacios atrás, algo muy peligroso si al frente está el naciente "Ballet Azul". Dicho y hecho, Marcos se junta con Alvarez y este se filtra en la defensa cruzada y marca el 3 a 2.  Y a los 26 vuelven a asociarse los azules, Musso centra, cabecea Marcos y Alvarez anota el 4 a 2. La diferencia ya es importante, pero eso no quita que el partido siga con igual o más emoción. En eso, Sergio Valdés inicia un rápido carrerón por el centro del campo y ve que Fouilloux pica hacia el área, por lo que le envía un preciso pase, que el rubio atacante empalma, de primera, cuando es fuertemente asesdiado por Eyzaguirre y Contreras. Otro golazo y la UC vuelve a acortar distancias.  

El encuentro ya entra en tierra derecha y el cansancio se comienza a notar en los jugadores que han derrochado energía y entrega. En todo caso, la U se ve algo mejor y eso se nota a los 41 cuando Marcos le pasa la pelota a Sanchez, casi en la mitad de la cancha, y este encara  y elude a la mayor parte de la zaga católica, luego se perfila hacia su izquierda, encuentra el espacio y remata uno de sus clásicos cañonazos, que hace esteril la volada de Behrends. Es el 5 a 3 y el triunfo de la U se consuma, con lo que baja la tercera estrella en el firmamento azul. Una muy especial porque marca el inicio del famoso "Ballet".

Ya en los minutos postreros del match el escenario es conmovedor, ya que el estadio luce iluminadísimo con miles de antorchas. Una muestra de agradecimiento a los jugadores, por el gran espectáculo que han brindado en el campo de juego, lleno de calidad, goles y emoción. Suena el silbato de Massaro y los protagonistas del inolvidable partido se abrazan con lágrimas en los ojos, unos felices por el título, otros amargados porque el sueño del bicampeonato se acaba de esfumar. Aunque los 22 gladiadores saben que esa noche gloriosa el gran ganador fue el buen fútbol /HDF    

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Tres super clásicos imborrables

11/29/2016

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Desde 1959 es el partido madre del fútbol chileno, no sólo por la rivalidad en el campo de juego, sino por todo lo que se genera en el ambiente: expectativas en los jugadores y técnicos, disputa entre las dos hinchadas más grandes del medio local y gran cobertura mediática. En todos los años de competencia hay partidos para el olvido, otros que pasaron sin pena ni gloria y aquellos que quedaron en la vitrina grande. De estos últimos rememoramos tres que tuvieron lugar entre los 80 y 90.
   
1988, el mejor duelo en muchos años

A fines de abril de 1988 se jugó quizá uno de los mejores clásicos U-Colo Colo que se recuerde. En un partido brillante los albos vencieron a los azules por 3 a 0, ante más de 70 mil almas que colmaron el Nacional. El match fue de una ida y vuelta constante, ya que temprano, a los 10 minutos de juego, Arturo Jáuregui abría la cuenta y desataba la euforia en la parcialidad popular. Pero antes de eso, la U ya había tenido dos claras ocasiones para anotar. La contundencia del cacique marcaba la diferencia en un duelo apretado hasta los dientes, en el que no se daban tregua ni por un segundo. Y así, a los 22, esa tendencia siguió marcando la pauta, cuando la figura del partido, Leonardo Montenegro marcaba de cabeza el segundo tanto para Colo Colo. El desánimo azul se notaba en el rostro de los jugadores, hacían buen partido, pero perdían por la efectividad del rival. La lápida llegaría 5 minutos después cuando Jaime Pizarro anotaba el tercero desde los doce pasos, tras una falta contra Dabrowsky. Ya en el segundo tiempo, las cosas se complicaron para el albo, ya que Montenegro saldría lesionado y el “Pájaro” Rubio se iría torpemente expulsado dejando a su equipo con 10 hombres. La U obviamente se volcó sobre campo colocolino, pero emergió la calidad defensiva del cacique, sobre todo la actuación del portero Daniel Morón, que tuvo una de sus mejores tardes en su glorioso paso por Colo Colo. /HDF

El último de Mirko Jozic en Colo Colo

Faltando nueve fechas para el término del campeonato 1993, Colo Colo y Universidad de Chile brindaron uno de esos partidos, que hacen recordar porqué el fútbol es denominado el deporte rey. Los albos vencieron dos a uno a los azules, con goles de Javier Margas y Patricio Yáñez, en un juego que, sobre todo, en el primer tiempo, fue electrizante, lleno de jugadas de peligro y con alta intensidad por parte de los albos. El descuento de Ariel Beltramo le puso una pizca de emoción al lance, en la segunda fracción, donde la U,a punta de garra y corazón, intentó nivelar en algo las acciones. Al final del partido, que hizo vibrar a los más de 60 mil hinchas que llegaron a Ñuñoa, Mirko Jozic se retiró contento con sus pupilos y consciente de que ese sería el último clásico suyo como DT del cacique, ya que días después tendría que asumir la dirección técnica de la selección chilena./HDF

El desquite

Sexta fecha del campeonato nacional de 1995, juegan la U y Colo Colo en un repleto Estadio Monumental. El cuadro albo liderado por Marcelo Espina se manda una actuación memorable y golea a los azules con dos tantos del "cabezón" y uno de Fernando Vergara. La victoria se grita con toda el alma, porque en ese momento se hablaba que el equipo popular no le alcanzaba para disputarle el título a las universidades, que venían dominando desde hace rato la supremacía del fútbol criollo. /HDF


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El Concepción-Colo Colo inolvidable de 1980

11/16/2016

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Novena fecha de la segunda rueda del torneo nacional de 1980, el vigente campeón Colo Colo visita la capital penquista, para medirse con el sorprendente Deportes Concepción, que marcha tercero en la tabla, a sólo un par de puntos de los líderes Universidad de Chile y Cobreloa. El cuadro lila, dirigido por Pedro García, hace gran campaña, lo que tiene ilusionada a toda la ciudad, por lo que ese domingo 12 de octubre se espera un lleno total en el Estadio Regional de la Avenida Collao. La idea es derrotar como sea a los albos, que están dos unidades más abajo, en el quinto puesto de la tabla. 

El escenario impresiona, día soleado y poco más de 27 mil personas, la gran mayoría morados, que rugen expectantes por que comience el duelo, que será dirigido por el juez Juan Carvajal. Y tras el pitazo inicial, ambos equipos se van con todo,  hay mucho en juego esa tarde. Cuando no van ni tres minutos de pleito la figura del "Conce", Luis "Pelé" Araya, ya se ha juntado con el Jorge Spedaletti, quien casi anota. Los locales presionan con Guillermo Toledo y Fernando Cavalleri dominando el medio y con Rodrigo Santander desbordando por la derecha. La gente en las tribunas se entusiasma, porque en la cancha se ve un fútbol ofensivo y sin especulaciones. 
A los siete estalla el reducto morado, Spedaletti centra, dudan los defensores colocolinos y aparece Araya, para conectar, ente la estirada inútil de Adolfo Nef. El gol duele a las huestes populares, que se se vuelcan hacia el campo contrario, en busca de la paridad. Lo tiene Carlos Rivas a los 14, pero su violento tiro es controlado, apenas, por el meta Daniel Montilla. La estrategia penquista surte efectos, Pedraza se pega sobre Vascocellos y Gutierrez sigue de cerca a Caszely. El partido es de ida y vuelta y cuando mejor se ve Colo Colo vuelve anotar Concepción. El tanto cae a los 22 minutos y nuevamente en los pies de Luis Araya, quien ahora aprovecha un centro de Santander para batir por segunda vez la valla del cacique. 
Colo Colo se ve aturdido, pero, aún así, vuelve en su intento por ir adelante, mientras que los locales, ya con buena ventaja en el bolsillo, instintivamente ceden terreno. Los albos intentan por el medio, pero luego prueban con mayor éxito por las bandas, vía Héctor "Mané" Ponce y Juan Carlos Orellana. El descuento finalmente llega a lo 38, cuando Caszely cede hacia atrás para Rivas, el que remata fuerte al palo alejado de Montilla. El tanto visitante le pone emoción a los minutos finales del primer tiempo que son de infarto. Es más, el empate casi cae en dos ocasiones de Vasconcellos y otra de Garrido, pero los lilas salvan la ventaja.

A la vuelta de vestuarios el "Conce" entra decidido a terminar la faena. Cavalleri está prendido y se echa el equipo al hombro, manejando el ritmo e hilvanando buenas jugadas, tanto que a los 4 minutos Araya se adueña de la pelota, al marcar el 3 a 1 para los morados, tras gran pase del "Palito". La hinchada lila enloquece en las gradas, ya que siente que el encuentro está prácticamente definido. Sin embargo, todavía queda bastante partido y Colo Colo no se rinde tan fácilmente, tanto así que a los 13 Gutierrez le hace penal a Rivas, quien convierte desde los doce pasos. 
Los últimos 25 minutos son emocionantes, la gente mira de pie como los lilas defienden  la victoria y los blancos buscan el empate. Rivas casi bota el arco de un taponazo y, tras cartón, Garrido la saca de la raya en el otro arco. Colo Colo se la juega por más vértigo al reemplazar a Orellana por Leonardo Véliz. al tiempo que Concepción busca más quite y mete a Monzalvez por Spedalleti. El duelo se pone un poco brusco, pero no pierde la intensidad hasta el último instante, con ocasiones para uno y otro equipo.
​Cuando la lucha concluye los jugadores están agotados por el esfuerzo, pero desde las tribunas baja un cerrado aplauso de los hinchas, que emocionados premian así el inolvidable espectáculo que han presenciado ese día. /HDF  
 

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El súper clásico de Vasconcellos

11/7/2016

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13 de diciembre de 1981, cuando faltan siete fechas para que acabe el torneo, el puntero Colo Colo y Universidad de Chile ofrecen un espectáculo colosal, ante casi 80 mil personas que colman el Estadio Nacional. Lo gana el cacique por dos goles de ventaja, ambas conquistas de un inspirado Severino Vasconcellos, que se roba la película esa tarde noche, dejando a su equipo cuatro puntos arriba de Cobreloa y con la primera opción para quedarse con el título.

El primer tanto llega recién a los seis minutos, cuando el 10 brasilero convierte, a través de un soberbio tiro libre, que deja parado a Hugo Carballo. Iban pocos minutos de juego y ya, a esa altura, el cuadro albo impone las condiciones del duelo. La U siente el golpe, pero saca fuerzas de flaqueza y se va con todo en demanda de la valla defendida por Mario Osbén. Y ahí emerge la solidez defensiva de la zaga colocolina, bien custodiada por Lizardo Garrido, Oscar Rojas, Leonel Herrera y Alfonso Neculñir. Pese a las escaramuzas azules  el marcador no cambia y se van al descanso con sólo un gol de diferencia, todo muy abierto todavía.

De vuelta de camarines viene otra media hora brillante de los universitarios, que asedian el rancho del equipo popular, pero lamentablemente fallan en la estocada final. Y cuando parecía que el encuentro terminaría 1 por cero, vino la segunda genialidad del "Vasco". El brasileño  bajó  una pelota con el muslo derecho, la dejó picar y después le pegó de sobre pique, para clavarla en el ángulo más lejano de Carballo. Golazo, fin del súper clásico y se desata una alegría incontenible en el fiel hinchada alba. /HDF 
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