Aunque Arturo Fernandez Vial y Deportes Concepción tienen décadas de historia, sobre todo el almirante, la primera vez que se encontraron en el profesionalismo fue el 3 de abril de 1982, en el marco del torneo Polla Gol de la segunda división. Ese día y ante más de 20 mil personas vialinos y morados tuvieron un frente a frente que sacó chispas, y aunque no hubo goles en las porterías quedo el recuerdo de un clásico vivido y jugado a muerte, tanto en la cancha como en las tribunas.
El primer tiempo fue todo aurinego ya que por lagos minutos arrinconaron al Conce en su propia arco, mediante centros y tiros de media distancia. En ese sentido, destacaron las incursiones por izquierda de Tapia y Ovando que siempre crearon gran peligro. Eso si, hay que decir que la defensa de Concepción entrego varias licencias a los atacantes rivales .y si no es por el arquero Valle, otra habría sido la historia. De hecho, antes de los 30 lo tuvo Castro para el Vial, pero falló en el finiquito. Como en todo clásico la pierna fuerte y el roce intenso estuvieron presentes en cada jugada, lo que motivó que los ánimos se fueran caldeando, a medida que transcurría el primer lapso. Y la gota que rebalsó el vaso llegó a los 38 cuando el árbitro expulsó a Durán y Godoy por intercambios de puntapiés. Esto modificó los esquemas, principalmente en el Vial, donde Nelson Acosta tuvo que dejar su labor de contención, en la mitad de la cancha, para auxiliar el bloque posterior. El segundo tienpo todo morado Ya sin Acosta barriendo el mediocampo fue Concepción el que encontró más espacios en la segunda etapa, administrando mejor la pelota y llegando en ataque con más orden. Además, esta vez fue la defensa del Vial la que se mostró errática y dubitativa, lo que facilitó las intentonas moradas. La cosa pudo dar un vuelvo a los 71 cuando Acosta se fue expulsado por violento foul a Pedraza, pero el Conce no fue efectivo en el arco de Morales. La más clara la tuvo Catafau, quien desvió increíblemente el remate cuando ya todos coreaban el gol. Ya en la parte final el partido se fue desvirtuando por las excesivas faltas y por el actuar del juez que interrumpía el juego a cada rato. En esos minutos llegaron las expulsiones de Gutiérrez y Figueroa y luego la lluvia de proyectiles desde las tribunas, en rechazo al cometido arbitral. Por suerte ya no quedaba nada para el fin del partido, porque sino la situación podría haberse agravado más. /HDF jma 14 de junio de 1981, Chile juega un decisivo partido con Ecuador, por las eliminatorias para el Mundial España 1982. El Estadio Nacional ruge como nunca con 79 mil espectadores que no pueden mas de la ansiedad, porque de ganar la Roja saca pasajes para la cita mundialista, después de largos ocho años. El partido lleva muy poco, 10 minutos de juego y la selección arma una combinación excelente en la mitad de la cancha. Garrido la profundiza para Caszely y el "Chino" trata de armar una pared con Castec, quien la alcanza a devolver, pero en seguida es barrido violentamente por el defensa Figueroa. El juez Arestizábal, de Colombia, sanciona la falta muy cerca de la frontera del área grande. Rápidamente se ubican tras la pelota Carlos Rivas y René Valenzuela, ambos parecen dispuestos a disparar, lo que confunde al portero Delgado que no sabe si el tiro irá fuerte y arrastrado, o colocado a un ángulo. Esa duda pasa por su cabeza en cosa de segundos cuando suena el silbato y Valenzuela hace como que va pegarle a la pelota, pero finalmente es Rivas, quien, casi sin tomar vuelo, se despacha una joya de tiro libre que se incrusta arriba, en la esquina derecha del arco ecuatoriano. Rivas sale corriendo a festejarlo con la hinchada, que eufórica aplaude, a rabiar, la notable ejecución del mediocampista. Es el gol abrelatas, porque después Caszely marcará el 2x0 que sellará la clasificación de Chile. HDF/jma A principio de los años 20 del siglo pasado Magallanes era uno de los protagonistas principales del fútbol amateur capitalino. Los "Aguerridos", como se les llamaba, ostentaban cinco títulos de la Asociación de Fútbol de Santiago (1908, 1913, 1916, 1920 y 1921). Entre sus figuras consulares de esos años destacaban nombres como Víctor Vergara, Francisco Troncoso, Juan Rochefort, Juan Leiva, Roberto Gellona y Enríque Gutiérerz.
En 1923, puntualmente, la "Academia" se integró a la Liga Metropolitana de Deportes, nueva liga surgida en esos años (que tuvo vigencia hasta 1927), donde se enfrentó a equipos como Green Cross, Carioca, Britania, Primero de Mayo, Gold Cross y Audax Italiano. Un domingo de junio de ese año, en una tarde fría e invernal, el arquero de Magallanes, Isaias Hormazábal acudió como cada fin de semana, a la cancha de calle independencia (a la altura del 1400), para defender a su equipo. Cuando el reloj marcaba 20 minutos del partido con Britania se produjo una falta cerca del área de castigo de los albicelestes, a lo que siguió un tiro libre fuerte y arrastrado que obligó a Hormazábal a embolsar el balón, reteniéndolo en el piso. Lamentablemente, algunos jugadores rivales embistieron fuertemente al golero magallánico en su afán por ir en busca de la pelota, que lo dejó bastante adolorido. Tras la acción, el partido continuó normalmente, pero dentro del cuerpo de Isaías comenzaba una hemorragia interna que no se detendría, producto de los golpes sufridos en la anterior escaramuza. Ya antes de que termina el primer tiempo Hormazábal mostraba evidentes signos de dolor, pese a que seguía bajo los tres palos. Hasta que en un minuto tuvo que abandonar el pórtico, por que ya no se podía mantener en pie. Desgraciadamente el portero de Magallanes falleció horas después debido a las graves lesiones internas, convirtiéndose en un ejemplo de heroísmo deportivo. HDF / Mister Pipa. El sueño alcanzó para tres partidos. Luego de una brillante y larga campaña, el debutante Cobreloa se instaló en la gran final de la Copa libertadores, donde le tocó medirse con el poderoso Flamengo, cuadro brasileño que contaba entre sus filas a Zico, en ese entonces, uno de los mejores jugadores del mundo. El partido de idea se disputó el viernes 13 de noviembre, en el Estadio Maracaná, ante 94 mil personas, un escenario grandioso y apremiante para la mayoría de los jugadores chilenos, muchos de los cuales nunca habían jugado ante tanto público. El imponente marco no fue indiferente para los futbolistas loínos, que se vieron tensos e imprecisos en gran parte del primer tiempo. Ese pánico escénico maniató a los nortinos y no los dejó hacer el juego acostumbrado. Pero más que eso, la pasividad chilena permitió que Flamengo jugara a sus anchas, algo que aprovechó rápidamente, ya que a los 12 una pared de los brasileños en plena área naranja dejó solo a Zico, que con un derechazo venció a Wirth. Fue un verdadero balde de agua fría para los hombres de Cantatore que se veían desorientados y temerosos. Afortunadamente las varias ocasiones de los cariocas no se transformaron en goles, lo que posibilitó una tenue reacción de los mineros, que en los 28 tuvieron la primera opción de gol, en un remate alto de Siviero, que se fue rozando el . travesaño.. Pero un minuto después cayó un brasileño en el área y el árbitro Expósito cobró penal, sanción que Zico transformó en gol. A esa altura se veía negro el panorama, aunque cuando se iba la primera etapa, Mario Soto desvió un cabezazo en plena área chica. La situación varió en el segundo tiempo y Flamengo pasó de dominador a dominado, gracias al gran repunte del equipo chileno. Es que Cobreloa se hizo dueño del partido, claro que sin la necesaria claridad para transformar el poder ofensivo en goles. Aun así, en los 66 Merello marcó el descuento, luego de una falta penal contra un jugador chileno. El buen juego naranja inquietó al Maracaná, pero en esos momentos faltaron piernas y ganas para cambiar el destino del partido. Al final del duelo si bien es cierto había amargura por la derrota, también existía una pizca de esperanza, más que nada por el rendimiento del equipo en los segundos 45 minutos. Ahora, se verían las caras en Santiago. El partido de la esperanza. Es la noche del 20 de noviembre de 1981, el Estadio Nacional hierve con más de 60 mil almas, que están expectantes por lo que pueda hacer Cobreloa en el campo de juego, frente al gran equipo de Flamengo. Se disputa el cotejo de vuelta por la final de la Copa Libertadores y los naranjas están obligados a ganar, para así motivar un tercera finalísima en cancha neutral. El encuentro comienza con todo, desde el primer minuto, con los loínos dispuestos a mandar en la cancha de Ñuñoa, aunque sea con algo de juego brusco. Hay que imponerse como sea, eso lo sabe Mario Soto, quien le pone un codazo de entrada al hábil Adilson, que lo hace desaparecer por largos minutos, dejándole claro como son las cosas. Mientras tanto, el laborioso Armando Alarcón le respira en el oído a Zico, anulando cualquiera de sus brillantes intentonas. Y un poco más allá el talentoso Junior sufre la marca fiera del "Ligua" Puebla que lo corretea por todos lados. Cobreloa se planta bien en los primeros 45 minutos, juega mejor y de forma inteligente, más que nada porque no deja pensar al rival, con una presión pegajosa y efectiva. Sin embargo, en esa primera etapa los nortinos no llegaron con tanta peligrosidad al arco contrario, lo que encendió las alarmas, ya que había que ganar el encuentro a como diera lugar. En la segunda etapa los de Calama partieron empujando con todo. Tabilo y Escobar comenzaron a hacer daño por las bandas, en el medio Merello habilitaba con precisión y arriba Siviero se las ingeniaba para molestar con el juego aéreo, acompañado también por Mario Soto, que subía a buscar el cabezazo. La ofensiva naranja se hizo cada más fuerte, lo que se tradujo en cuatro llegadas claras sobre el arco de Raúl, dos que contuvo el portero y otras dos que salvaron providencialmente Mozer y Leandro. El partido estaba ahí para Cobreloa, cuando en el minuto 78 de partido se produjo la jugada clave. El árbitro cobró una clara mano de un jugador de Flamengo a la entrada del área y Víctor Merello se puso frente al balón, ante el nervio de los 60 mil hinchas que alentaban con fuerza al cuadro de Calama. Y vino, no más, el taponazo colocado del 8 loíno que superó la barrera y rozó levemente en Leandro, descolocando al arquero Raúl. La pelota en la malla y todo Chile estalló de alegría, ya que se hacía justicia en el Nacional, se ponía en ventaja el equipo que había jugado mejor. Tras el tanto de Merello el match se trabó un poco, ya que Flamengo se refugió en su área, para no recibir más goles y Cobreloa pareció conformarse con la mínima ventaja. La tarea estaba hecha, ahora había que esperar la "batalla del Centenario". Continuará. El peor registro de la copa. La gran final se jugó el 23 de noviembre en el mítico Estadio Centenario y hay que decir que no fue buena la presentación del equipo chileno. Los mismos jugadores confesaron que entraron entre confiados y apretados al trascendental encuentro, lo que impidió que pudiesen desarrollar su mejor fútbol y a la vez facilitó que el rival tomara las riendas del juego. Más encima la suerte, tan importante en estas instancias, estuvo siempre con los brasileños, prueba de ello es que Flamengo logró la apertura de la cuenta muy rápido (8 minutos), lo que le permitió afrontar el duelo con mayor confianza..Ese gol, que nació de un lateral, fue, en parte, culpa de los hierros defensivos de la zaga loína que nunca pudo despejar el balón, pero también de la fortuna carioca, ya que el balón justo llegó a los pies de Zico, que con su acostumbrada eficiencia en el área batió a Wirth con un letal derechazo. Junto con ello, pocos segundos después Alarcón se fue expulsado por fuerte entrada sobre Andrade, lo que configuró un panorama sombrío en el amanecer del partido. Cobreloa trató de sacarse la carga de ambas adversidades y comenzó tibiamente a aproximarse al arco de Raúl, fundamentalmente a través de los tiros de media distancia de Olivera. Esta recuperación se notó más, tras la expulsión de Andrade, a los 35 minutos, y también con el cambio de Muñóz por Páez, de muy bajo primer tiempo. Al final del esa primera etapa quedo la sensación de que los naranjas podían hacer algo más. Los destellos de buen futbol del campeón chileno continuaron al regreso de camarines y se extendieron hasta los 65 minutos. De hecho, la esperanza en el gol del empate se acrecentó luego de las sucesivas intentonas ofensivas de los mineros. Muñóz, Olivera y Jimenez tuvieron sendas ocasiones, pero lamentablemente la pelota no quiso entrar. Pero, sin duda, la más clara estuvo en los pies de Siviero, que fue salvada en la línea por Junior. luego Flamengo volvió a tomar el control del partido y Cobreloa se vio encerrado en su área, En esos instantes pareció cerca el 2x0, ya que Nunes, Tita y Adilson malograron nítidas opciones de gol. Sin embargo, el que nunca falló fue Zico, quien a los 79 minutos liquido las aspiraciones chilenas. Tras un fulminante ataque carioca Wirth se vio obligado a manotear el balón fuera de su área reglamentaria, lo que el referí sancionó con tiro libre directo. Se puso al frente del balón el 10 de Flamengo, quién con astucia pateó casi al mismo tiempo que el árbitro comenzaba a accionar su pito, lo que pilló descolocado al portero chileno, el que sólo hizo vista a la pelota. Fue un tiro muy colocado, pero que contó con la malicia necesaria del astro brasileño para convertirse en el gol del título. Después del segundo tanto de Flamengo Cobreloa fue hacia arriba con el amor propio que a esas alturas le quedaba y lo más increíble de todo es que tuvo tres oportunidades muy claras, a través de Siviero, Olivera y Puebla. Pero no hubo caso, podrían haber estado jugando hasta el otro día y no hubiese llegado el gol loíno. La desazón de los jugadores de Cobreloa se convirtió en rabia y enojo en los minutos finales, tras la cobarde reacción de Anselmo sobre Soto que generó un conato de pelea y varias expulsiones. Terminaba así la primera final de Cobreloa, con tristeza, pero con la convicción de haberlo entregado todo. Proximamente, toda la historia de Cobreloa en la libertadores de 1982. La epopeya de Montevideo. Entre octubre y noviembre de 1981 Cobreloa enfrentó el reto más grande de su corta historia. Y no era poca cosa, ya que debía enfrentar, en partidos de ida vuelta, por el grupo B de la segunda fase, nada menos que a Peñarol y Nacional de Uruguay, dos gigantes del fútbol sudamericano y poseedores de un rico historial copero. Los augurios no eran buenos, puesto que hasta esa fecha nunca ningún equipo chileno había salido victorioso del mítico pasto del Estadio Centenario A pesar de la historia en contra los pupilos de Cantatore venían con la moral alta, tras una primera fase brillante, donde no sólo habían mostrado calidad y buen fútbol, sino también inteligencia táctica para trabajar los partidos adversos, e ir en busca del resultado. El primer escollo fue Nacional, el 8 de octubre, un equipo duro como todos los uruguayos y con grandes y peligrosas individualidades como Morena, Cabrera y Morales. El primer tiempo respondió al libreto tradicional, primeros minutos de ataque frontal de Nacional y Cobreloa resistiendo a pie firma atrás. Quizá la excepción fue la aventura de Alarcon en los 8 que se atrevió a internarse en campo contrario y cuyo remate arrastrado se fue desviado por poco. El resto no fue mucho más, aunque en líneas generales no fue un buen período para los chilenos, ya que el equipo se vio algo errático e inconexo. Los locales tampoco brillaron y sus llegadas fueron bien controladas por la retaguardia loína. Todo cambió en los 45 finales, ya que Nacional abrió la cuenta a los 49 en una larga jugada que se inició con un saque de portería de Rodríguez y que terminó, en el otro arco, con un pivoteo de Morena y un zurdazo de Morales. Un gol extraño, pero que sirvió para remover a los chilenos que hasta ese minuto estaban sólo enfocados en defender el cero..También influyó en el cambio de switch la modificación que hizo Cantatore al sacar a Oscar Muñóz e ingresar a Héctor Puebla. El "Ligua" le dio otro aire al equipo, ya que aportó movilidad,.desborde y vértigo. Incluso fue el mismo Puebla el que abrió el camino del triunfo, a los 62 minutos de juego. Fue una gran jugada, ya que el talentoso lateral volante tomó la pelota en medio terreno y de forma sorpresiva sacó un ajustado remate que se coló en un rincón del arco de Rodríguez. El tanto de Cobreloa fue un golpe duro para Nacional y la escuadra chilena aprovechó el envión para seguir llegando con algún grado de peligro. Pero faltaban más sorpresas en la noche de Montevideo, ya que a los 86 minutos Merello habilitó con un preciso pase a Tabilo, quien desbordó por la derecha y centro hacia el otro costado, donde el balón llegó a los pies de Olivera, el que amagó de zurda y disparó de derecha -al primer palo- venciendo la resistencia de Rodríguez. En esos instantes las caras de los uruguayos lo decían todo, no lo podían creer, un equipo chileno desconocido se estaba llevando, en forma impensada, el botín completo desde la cancha del Centenario. Los últimos minutos fueron eternos para los hinchas naranjas, ya que Nacional se volcó sobre el arco de Wirth, que se transformó en figura consular en esos angustiosos momentos. Y de no ser por él, otra habría sido la historia, ya que a los 85 minutos tuvo una intervención brillante para taparle un feroz cabezazo a Wilmar Cabrera. Esa pelota era el tanto del empate para los locales, pero la providencia y los reflejos del arquero naranja hicieron que esa historia maldita esta vez no se repitiera. Tras el pitazo final los jugadores loínos se fundieron en un emocionado abrazo y no era para menos, habían conquistado el inexpugnable Centenario. Que pase el siguiente. Cinco días después Cobreloa se vio las caras con Peñarol, rival tanto o más complicado que Nacional. La estrategia del cuadro nortino pasaba por aguantar como fuera los primeros 15 minutos, para después motivar la desesperación de los aurinegros. Pero para eso también hubo que aguantar hartas penurias como el cabezazo de Rubén Paz a los siete minutos, que salvó milagrosamente Wirth. Dos minutos más tarde Juan Páez alcanzo a desviar un centro cruzado del mismo Paz, que casi fue autogol; y en los 15 lo tuvo Saralegui en inmejorable posición. Las opciones perdidas de Peñarol fueron creando confianza en el equipo chileno, así Soto y Páez potenciaban sus coberturas; en el medio, Alarcón y Jimenez ganaban todas las pelotas; Merello comenzó a manejar los ritmos; y Puebla era el comodín de todos.. Esto permitió bajarle las velocidades a Peñarol y mantener el cero hasta el fin del primer tiempo. Tras el descanso Peñarol lo tuvo en un tiro cruzado de Paz que salvó prodigiosamente una pierna de Hugo Tabilo. Después de eso Cobreloa se hizo aún más fuerte en defensa y los uruguayos nunca más llegaron con peligro, es más abusaron de los centros, lo que fue bien controlado por la dupla de centrales. Y cuando el partido ya expiraba y Cobreloa se conformaba con el empate vino la jugada del partido, esa que permitió la hazaña. En un rápido y vistoso contragolpe de Cobreloa, el defensa uruguayo Marcenaro derribó a Puebla, en un punto equidistante entre el área local y el centro del campo. Olivera tomó la pelota y se dispuso a preparar su tiro, había por lo menos 40 metros hasta la portería de Alvez, que infructuosamente pedía a su defensa que armara una barrera. El "Trapo" miró al arquero que se inclinaba sutilmente hacia su izquierda, y cuando sonó el silbato, le pegó con toda el alma al balón, el que se fue abriendo hacia la derecha del portero, al tiempo que daba algunos botes en el césped. Alvez se tiró tarde y su manotazo no sirvió de nada, ya que la pelota entró mordiendo el palo, desatando el júbilo de los cerca de 60 hinchas nortinos. Instantes después se acabó el partido, la hazaña estaba completa, aquel desconocido y humilde equipo chileno había logrado lo imposible, ganar en el Centenario a los dos grandes del fútbol uruguayo. Ir a la Tercera Parte. Hasta el día de hoy Cobreloa es el único equipo chileno que ha jugado, en forma consecutiva, dos finales de América; y también el único que ha ganado, también en serie y a domicilio, a los dos grandes de Uruguay (Peñarol y Nacional). Son dos de las muchas marcas que dejó ese inolvidable elenco naranja de principios de los 80, el que bajo la conducción táctica de Vicente Cantatore, ilusionó no sólo a la hinchada loína, sino también a todo Chile.
Después de ganar su primer título, a fines de 1980 el sorprendente equipo de Calama se preparó con todo para afrontar el mayor desafío en la historia del club, el debut internacional en Copa Libertadores de América. Para ello se conservó la base del plantel campeón y sólo se incorporaron la dupla de uruguayos compuesta por ala izquierdo Washington Olivera y el centro delantero Jorge Luis Siviero (quien llegó a reemplazar a Nelson Pedetti). Copa Libertadores 1981, debut en grande La programación de la Copa Libertadores 81, en su fase inicial, no asomaba tan imposible, ya que había que jugar con la U y también con los peruanos Sporting Cristal y Atlético Torino. Uno bien conocido y que no pasaba por un buen momento, y otros dos en el papel accesibles. La apuesta de Cantatore pasaba por aprovechar la altura de Calama y no transar la localía, para después batallar por algunos puntos en los duelos de visita. El primer partido se disputó el 16 de marzo, en el Estadio Nacional, ante la U. de Chile adiestrada por Manuel Rodríguez. Los naranjas salieron con todo, desde el primer minuto, desacomodando a sus rivales, que se vieron superados por amplios pasajes del primer tiempo. Los de Calama coparon toda la cancha con oficio y disciplina encerrando al chuncho en su propia madriguera. Sobresalió, en ese lapso, el trío Armando Alarcón, Victor Merello y Rubén Gómez, quienes literalmente se comieron al mediocampo azul. Lamentablemente, para las pretensiones de Cobreloa el dominio no se reflejó en ocasiones claras y tanto Oscar Muñóz como Jorge Siviero chocaron contra la defensa de la U, bien resguardada por Alberto Quintano. Quizá la única opción clara fue un cabezazo de Puebla, que tapó magistralmente Hugo Carballo. . En el segundo tiempo, la U subió bastante su nivel, pero sin provocar mucho riesgo en la valla defendida por Oscar Wirth. Y por el lado de la visita, no hubo mucho más, sólo una ocasión de Olivera que neutralizó la defensa local, Al final, el empate en blanco dejó tranquilos y conformes a ambos equipos. La siguiente prueba fue la visita a Lima para enfrentar al campeón y subcampeón peruanos, La idea de Cantatore era hacer todo lo posible por rescatar puntos. En el primer partido con Torino (24 de marzo) se comenzó ganando (gol de Nuñez, a los 13 minutos), pero el equipo enfrió demasiado el partido en su afán de mantener el resultado, lo que al final terminó siendo contraproducente. De hecho, aparecieron errores defensivos inusuales en la zaga naranja que posibilitaron que, los 53, Guerrero marcara la paridad, la que se mantuvo hasta el final. Terminado el duelo había conformidad en los loínos por el punto obtenido, pero también cierta frustración, ya que el partido se pudo haber ganado. Con Sporting Cristal el panorama cambió radicalmente (27 de marzo), ya que el campeón incaico, con todo el apoyo de su gente, fue en busca del partido, por lo que Cobreloa debió extremar sus esfuerzos defensivos. En esos momentos apareció otro Cobreloa, uno más especulador y pragmático, que apostó por bloquear y congelar el juego del equipo local. Destacó, en ese sentido, la labor de Eduardo Jimenez, como la de los laterales (Hugo Tabilo y Raúl Gómez), pero fundamentalmente la faena sin errores de la dupla de centrales (Juan Páez y Mario Soto). El objetivo se cumplió a cabalidad, ahora había que matar en Calama. Los partidos de vuelta se vivieron como una verdadero carnaval en Calama, toda la ciudad se volcó al estadio para apoyar a sus 11 gladiadores, creando un ambiente insoportable para los elencos visitantes (dificultad de la altura, ruido de las sirenas y mucho calor).. El triunfo bisagra. Todo comenzó con el match de vuelta con la U, que viajó a Calama a jugarse entera su opción. De hecho, los azules tomaron más riesgos de lo normal apretando el medio terreno con Esteban Aranguiz y Orlando Mondaca y generando algunas opciones en los pies de sus delanteros Héctor Hoffens, Sandrino Castec y Arturo Salah. Por su parte, los mineros, que se vieron sorprendidos inicialmente, poco a poco fueron equilibrando el juego, apostando por la calidad de Víctor Merello y el oportunismo de sus atacantes (Siviero y Olivera). Con el partido en tablas durante el primer tiempo, fue en al segunda fracción que Cobreloa intensificó su presión, ya que percibieron signos de fatiga en el rival. Y así se quebró el empate, en la única gran jugada de gol de los locales. Fue a los 39 minutos, Merello lanzó un pase largo hacia la derecha para Muñoz, quien hábilmente superó en velocidad a Patricio Reyes, llegó hasta linea de fondo, y luego centró hacia atrás, para la aparición magistral de Siviero, quien fusiló a Carballo. La primera prueba estaba superada. Dos goleadas históricas. Lo que vino a continuación conforma una de las páginas más destacadas en la rica historia de Cobreloa. El 10 y el 14 de abril de 1981, los naranjas recibieron en su estadio la vista de los dos cuadros peruanos, registrándose, en ambos encuentros, dos idénticas goleadas por 6x1, algo inédito y espectacular que fue disfrutado, al máximo, en cada rincón de Calama. El parido con Torino fue una verdadera clase magistral, que pudo -incluso- ser una goleada de proporciones históricas si hubiesen entrado muchos casi goles naranjas. La fiesta comenzó a los ocho minutos, cuando Merello sirvió un tiro libre hacia el área chica del Torino, el que fue empalmado por Rubén Gómez, con una zurda cruzada que batió al meta Carrizalez.. Y a los 23, tras gran jugada colectiva del cuadro minero se produjo un foul, en el borde del área visitante, el que fue cobrado por Merello, quien con su maestría habitual, fusiló al arquero. Con el 2x0 terminaron los primeros 45 minutos, aunque los loínos pudieron haberse ido al descanso con por lo menos otros cuatro goles de ventaja. De vuelta de camarines, ya a los 53 siguieron los abrazos naranjas. Olivera se mandó una gran corrida por la izquierda y envió un centro pasado, la pelota llegó a los pies de Nuñez, que remató cruzado para el 3x0. Pero la masacre continuó, ya que a los 65 se produjo una falla en la zaga del Torino, lo que permitió que Siviero conectara un tiro emboquillado que no alcanzó a manotear Carrizalez. Y un minuto después, se generó un rápido contraataque de Cobreloa por la izquierda y el "Trapo" Olivera se despachó un zapatazo cruzado fulminante que decretó el quinto gol naranja. Tras el 5x0 Cobreloa bajó la intensidad por algunos minutos, lo que hizo que, por primera vez, Torino se arrimara a la portería de Wirth. De hecho, se generó un avance por la derecha y el atacante Montero anotó el descuento, tras recibir en el área chica. Pero faltaba la estocada final que llegó a los 81 cuando Rubén Gómez remató un centro llovido desde la izquierda que venció la resistencia del meta Carrizalez. El triunfo dejó enfervorizado a todo los loínos que aplaudían la solidez y efectividad de Cobreloa, De esa manera, los mineros daban un paso gigante para la clasificación a la segunda fase. Y ello se corroboró cuatro días después con la otra gran victoria, ahora frente a Sporting Cristal. La expectativa era que, al igual que en Perú, el campeón incaico sería un hueso más duro de roer que el Torino. Y eso fue lo que se vio en el el primer tiempo. Ahora, la tarea de Cobreloa se vio favorecida notablemente por la tonta expulsión de Julio César Uribe, la máxima estrella de los visitantes, tras un violento manotazo a Hugo Tabilo. Pero lo cierto es que pese a contar con un hombre más el campeón chileno no encontró los espacios para doblegar a la cerrada defensa crema. Sólo fue el talento individual de Víctor Merello el que logró destrabar el partido.a los 40 minutos de juego. El gol fue una verdadera obra de arte y llegó en un tiro libre, casi sin ángulo, desde la izquierda del ataque, que se coló en un rincón imposible del arco defendido por el arquero Quiroga. Y pocos minutos después, cuando el duelo estaba en los descuentos, una vistosa jugada colectiva de los mineros terminó en los pies de Siviero, que convirtió el segundo en la boca del arco. Ya en el segundo tiempo, la ventaja abrió el apetito de los loínos, que tempranamente facturaron el 3x0. Fue en el minuto 52, una pared ente Tabilo y Siviero, que terminó el primero con un puntazo que dejó sin opción a Quiroga. Y el cuarto llegó a los 57, gran desborde de Muñóz por la derecha y Raúl Gómez sólo tuvo que empujarla.. A esa altura la moral del equipo peruano estaba ya por el suelo, a lo que se sumaba el efecto de la altura..Por eso no extrañó que a los 83 Muñoz se mandara una gran acción individual eludiendo a tres rivales y rematando de zurda para el 5x0. Ahí ya el partido se acabó, ya que Cobreloa comenzó a a sobrarse un poco, con jugadas vistosas. Y en eso Jimenez se desconcentró y cedió el balón hacia el portero Wirth, sin darse cuenta que estaba al acecho el delantero Ramírez, quien recibió el regalo y anotó el descuento. Pero igual que con Torino, al final vendría la "guinda de la torta", ya que Siviero marcó, con una suave zurda, el 6x,1, tras recibir un centro en plena área chica. Se cerraba así otra jornada inolvidable en Calama, y el equipo ya soñaba con la siguiente fase, donde se vería las caras con los dos gigantes uruguayos. Ir a la segunda parte. . La fría mañana de Dublin contrastaba, ese 26 de mayo de 2006, con el acalorado clima que se vivía en la concentración de la selección chilena, de gira por Europa. La situación era difícil de entender, porque un día y medio antes todo era alegría y satisfacción, ya que la Roja había vencido a Irlanda 1x0 (gol de Manuel Iturra) en un correcto partido disputado en Estadio Landsdonne Road. ¿Que había pasado? en la madrugada de ese viernes mientras el entrenador de la Roja, Nelson Acosta se paseaba por las habitaciones de los jugadores escuchó risas femeninas y notó una puerta entre abierta, lo que inmediatamente llamó su atención. Y fuerte fue su sorpresa cuando al abrirla comprobó que había dos futbolistas (Mark González y Reinaldo Navia) con tres mujeres. El DT rápidamente ordenó que las damas se retiraran del hotel y exigió explicaciones a los dos involucrados, los que argumentaron que sólo estaban conversando y que ellas habían subido para pedirles unos autógrafos. La versión no convenció a Acosta, quién les advirtió que en la mañana vendría una conversación y posibles consecuencias. Esta confusa y bochornosa situación era aún más grave considerando que antes de iniciar la gira el cuerpo técnico se había reunido con el plantel, para dejarles en claro que no se aceptaría ningún tipo de indisciplina. Se trataba de un tema candente, ya que semanas antes Marcelo Salas y David Pizarro se habían restado de cualquier tipo de convocatoria, aduciendo que en los procesos de Acosta era común el desorden y la falta de disciplina. Tras conversar con Reinaldo Sanchez (presidente de la ANFP) Acosta tomó la decisión de excluir a ambos jugadores de los dos partidos siguientes (con Costa de Marfil y Suecia) regresándolos a Chile y dejando en suspenso si los volvería a llamar en el futuro. El adiestrador nacional estaba muy dolido con la situación, según él lo más difícil que le había tocado como seleccionador, La voz de los jugadores El mismo viernes 26 los jugadores en patota dieron una conferencia de prensa, en la cual manifestaron su disconformidad con la decisión tomada y expresaron su total apoyo a los afectados. Según ellos, se trataba sólo de un malentendido, ya que las chicas habían accedido a la habitación sólo para pedir un autógrafo de Mark González, quien estaba a punto de enrolarse como nueva figura del Liverpool. Además, señalaron que era estúpido hacer algo tonto, ya que se estaban jugando la opción de ser titular en la selección. En la misma conferencia Luis Jiménez reconoció que él intentó mediar con el cuerpo técnico y dirigentes para que quedara en nada el castigo, pero se encontró con la negativa de ambas partes. Además, los futbolistas criticaron severamente el actuar del timonel Reinaldo Sánchez, de quien dijeron había mentido sobre una supuesta presencia de alcohol en la habitación y, también, que se había dedicado a filtrar el episodio en los medios de comunicación. La verdad asomó años después Diez años después del episodio Navia contó algunos detalles desconocidos del famoso "Dublinazo". Según él, después del partido con Irlanda habían tenido un rato libre, que aprovecharon para salir de compras. El junto a Mark González entraron a un mall y éste último -como hablaba inglés- se puso a conversar con una chica, a la que invitó a que fuera al hotel. Más tarde, la mujer llegó al lugar de la concentración con dos amigas y se pusieron a conversar, pero no más que eso, hasta que fueron sorprendidos por Nelson Acosta. En los dos partidos siguientes la roja, con el ese ambiente enrarecido, logró rescatar dos empates a uno, con marfileños y suecos. Quizá, a la larga, lo más negativo que resultó de este lamentable incidente fue que el América de México, se desligó de Reinaldo Navia, ya que este episodio de indisciplina se sumó a otros anteriores. HDF/jma Hasta hace poco la historia aceptada sobe la fundación del club árabe era que en 1920 un grupo de descendientes que participaban en una olimpiada de la colonia, en Osorno, habían decidido formar un club de fútbol, después de lo cual se inicia el camino, primero amateur, y ya después profesional, a principios de los 50.
Sin embargo, en el último tiempo ha surgido nueva información que va aclarando, en parte el verdadero origen de Palestino. Según las investigaciones, el 25 de marzo de 1916 un grupo de importantes personajes de la colonia residente en Chile dieron vida al Club Sportivo Palestina, "con el objetivo de cultivar el fútbol, box, ciclismo y tenis". Ese parece ser ahora el momento inicial. Pero hay más, ya que cuatro años después (8 de agosto de 1920) otro grupo de descendientes funda el Palestino Sport Club, que aparentemente era una rama totalmente dedicada al fútbol y de la cual derivaría, en forma directa, la actual institución. Este Palestino Sport Club deambulo por el fútbol amateur por cerca de 30 años hasta que en enero de1950, a raíz del título logrado en las Primeras Olimpiadas del Frente Unido Juventud Chileno-Arabe, realizadas en Osorno (al que asistió representando a a los descendientes capitalinos), da el salto para optar al fútbol profesional. Ello sucede dos años después cuando compiten en el primer torneo de ascenso de la historia, en el que obtienen el título, tras infartante definición con Rangers de Talca. Pero el proyecto original tiene su gran premio casi tres años más tarde cuando Palestino alcanza su primera estrella, de la mano de Roberto Coll, José "Pata" Fernández, Lorenzo Araya y Julio Baldovinos, entre otros. HDF/jma Falta poco para las 16 horas del 22 de julio de 1933 y en el Estadio Santa Laura está a apunto de comenzar el primer partido de la liga profesional, que animarán Audax Italiano y Morning Star. Entre el púbico asistente hay curiosidad por ver que resulta de este nuevo experimento, algunos creen que este torneo corto de siete fechas pasará sin pena ni gloria, mientras que otros sostienen firmemente que el profesionalismo es el camino que debe seguir nuestro fútbol para caminar hacia el desarrollo. El publico en el recinto de Plaza Chacabuco no pasa de las 2 ml 500 personas, pero no es por desinterés, sino por miedo, ya que en las últimas semanas se ha extendido por la capital una epidemia del virus exantemático. De hecho, las autoridades han restringido el aforo de eventos más masivos, para prevenir el aumento de los contagios. Los elencos ya están en la cancha, el Morning con su escuadra titular y los itálicos con una formación suplente, ya que el primer equipo lleva varios meses de gira por varios países de América (Perú, Costa Rica, Cuba, Estados Unidos y Canadá, entre otros), en un periplo que los llevará a disputar más de 60 cotejos. El partido se demora casi 15 minutos en comenzar porque el árbitro designado, Pedro José Malbrán, no aparece por ningún lado. Pero rápidamente es designado, en su reemplazo el dirigente Jorge Bate, quien amablemente se ofrece para superar el traspié. Audax alinea el siguiente equipo esa tarde de invierno: Jorge Miranda, Belisario Salinas, Aníbal Madrid, Manuel Bustos, Manuel Figueroa, Erasmo Torres, José Arias, Gino Lacoponi, Julio Miranda, Salomón Meielli y Dante Guidice. Mientras que el Morning Star juega con: Jorge Olate, Erasmo Fuentes, Guuillemo Corbari, Oscar Sánchez, Amador Oyanedel, Artuto Ahumada, Humberto Roa, Isaías González, Segundo Chaparro, Osvaldo Carvajal y Manuel Castro. Un buen partido para empezar Apenas se inicia el duelo se nota que hay ánimo entre los jugadores para desplegar emociones y buen fútbol.. Son los verdes los que toman la batuta del partido y rápidamente generan la apertura de la cuente cuando Julio Miranda cabecea, en gran forma, un centro de Arias. Quizá él no le toma el peso, pero su tanto será recordado eternamente como el primer gol de los torneos profesionales en Chile. Pero el Audax no se queda ahí, porque dos minutos más tarde Lacoponi marca el segundo con un zapatazo terrible que se le cuela alto al portero del Morning. Esta última estocada golpea fuerte a los ingleses que por varios minutos se ven desorientados en la cancha, pero el Audax no aprovecha esta oportunidad y se pierde varias opciones claras. Más encima, en los 30 es el Morning, el que ya más recuperado, encuentra el gol del descuento, tras un remate esquinado de González que deja sin opción al arquero Miranda. Así con un juego más que parejo terminan los primeros 45 minutos. En la segunda etapa la contienda sigue igual de pareja, incluso es el Morning el que más ganas le pone, en este caso para lograr el empate. Lamentablemente, la impericia de sus atacantes impiden que el gol llegue. El Audax consciente de su ventaja cede, en parte, la iniciativa al rival y está al acecho ante cualquier descuido para sentenciar el partido. Y es esto lo que precisamente ocurre a los 85 minutos cuando Miranda, en aparente posición off side, arranca solo para batir al meta Olate. Termina el partido y los jugadores de ambos equipos de saludan en el centro de la cancha, ante el ruidoso aplauso del público presente. Es que no defraudó para nada el primer match del profesionalismo, pese a las dudas por el formato del torneo y la amenaza del tifus. HDF/MisterPipa 20 de septiembre de 1999, fecha 28, se enfrentan, en el Estadio Nacional la U.de Chile y O´higgins de Rancagua. Los azules son punteros del campeonato, en su fase regular y con un rendimiento histórico, ya que llevan 26 duelos seguidos, en forma invicta (sólo registran una derrota con Colo Colo, en la segunda fecha). En la otra vereda está el siempre difícil cuadro celeste que, aunque ese año ha tenido una campaña más bien mediocre, tiene hombres como Mario Núñez y Jaime González que le pueden amargar la jornada a cualquiera. Ya desde el primer minuto se nota algo distinto en el partido, los equipos van con todo al frente, sin ningún tipo de especulación ni estudio previo. El medio terreno es un pasadizo, ya que ambos conjuntos llegan, en uno u otro arco, con una facilidad asombrosa. Parece que se viene una lucha de aquellas en el pasto de Ñuñoa. Eso queda ultra confirmado entre el minuto 8 y 9, ya que primero Núñez abre la cuenta de zurda, tras un ajustado centro desde la derecha; e instantes después, Emiliano Rey empata de tiro libre, para la U, tras notable habilitación de Leonardo Rodríguez. Las ocasiones se suceden en ambos arcos de una manera vertiginosa y si no cambia el marcador es por culpa de los arqueros. A los 21 es expulsado Pablo Galdamez, por torpe manotazo aun rival y dos minutos más tarde un gran avance rancaguino, por la derecha, termina en una empalme suave de Núñez, que supera la resistencia de Sergio Vargas. El partido es tan bueno que las emociones no dan descanso. A los 25 se produce una falta para la U cerca del área celeste y Rodriguez con furioso derechazo marca el empate a dos. Las llegadas siguen sin pausa y a los 35 O´higgins ataca por la izquierda y González remata de zurda, la pelota se le suelta a Vargas y llega nuevamente Núñez, para decretar el 3 x2. Es tan entretenido el duelo que nadie se mueve de los asientos, todos quieren que el juego siga para siempre. Los equipos vuelven a quedar parejos en número de jugadores a los 39, cuando el celeste Rodrigo López se hace expulsar torpemente luego de tirar la pelota lejos. Así terminan los primeros 45, todo un torbellino de emociones, para el deleite del público. Más emociones y un final para la historia De vuelta de camarines muchos pensaban que los equipos bajarían el ritmo de partido, por un natural desgaste físico de los jugadores. Pero nada de eso pasó, la emoción y el vértigo siguieron, incluso con mayor fuerza. A los 50 minutos, en la enésima llegada de O´higgins por el sector izquierdo del elenco azul se produce un desborde y un ajustado centro, para que González defina, con maestría, ante la salida del golero Vargas. La cuenta esta 4x2 para la visita y más de alguno en la galería ya sentencia el partido. Pero todavía falta mucho paño que cortar. Minuto 54, se produce una falta cerca del área grande de O´higgins y Emiliano Rey le pone calco al tiro libre del primer tiempo, con una magistral zurda que se le cuela -junto a un palo- al arquero González. Ambas hinchadas están enfervorizadas, son demasiadas vivencias para una sola noche. Pero las llegadas y ocasiones perdidas no terminan, es más son incontables los goles perdidos en cada arco. Hasta que en el 73 llega el empate a 4 de la U, desborde de Valencia por la izquierda, que centra hacia atrás, para que conecte Rey de zurda. A esa altura jugadores e hinchas en las graderías están agotados de tanta adrenalina. Entre el gol del empate a 4 de la U y el minuto 89 se producen, por los menos, ocho ocasiones de gol, cuatro en cada portería, lo que transforma los últimos minutos del partido en una verdadera lotería. Así llega el ultimo suspiro del duelo, tiro de esquina para la U, que lo sirve Cristián Castañeda, la pelota alta es cabeceada por el peruano Maestri y la pelota le llega a Rodriguez, quien fusila a González en la boca del arco. Los jugadores azules no pueden creerlo y corren como locos a abrazar al volante argentino, quien luego es expulsado por sacarse la camiseta. Es el espectacular epílogo de un partido único es su especie, de esos que se dan muy de tarde en tarde, pero que hacen de este juego una de las cosas más lindas del mundo. HDF/jma. |