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Colección de Historias

La definición memorable de Everton y Unión, en 1951

11/24/2020

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Primeros días de enero de 1951, el calor del verano ya se sentía en Santiago, con muchos ya pensando en vacaciones y viajes a la playa. Pero lo que también ardía y mucho era el campeonato nacional de fútbol, que en su última fecha tenía a Everton y Unión Española igualados en el primer lugar, con 28 puntos, y, tras ellos, a Colo Colo, con 27 unidades. Si los tres ganaban ruleteros e hispanos tendrían que definir el título, tal como ocurrió en 1933, cuando albos y "Aguerridos" disputaron la corona en partido único. Y como la lógica en el fútbol también se da, los tres abrocharon sendas victorias. Everton dio cuenta de Iberia 7 x 0, la Unión le ganó a Ferrobadminton 3 x 1 y Colo Colo venció al Audax 4 x 1. Así las cosas, todo quedó en suspenso hasta el 14 de enero, fecha en que viñamarinos y rojos se verían las caras en el Nacional, para dirimir al campeón 1950.

Lo primero que llamó la atención el día del partido fue el lleno total que exhibía el coloso de Ñuñoa. Más de 40 mil personas colmaban las tribunas, a pesar de que los finalistas no eran equipos de alta convocatoria. Es que los santiaguinos percibían que la definición prometía calidad, buen fútbol y emotividad. Y la verdad es que no estaban equivocados.

Apenas comenzó a rodar la pelota la intensidad y el buen juego tomaron protagonismo, algo a veces inusual en estas instancias, en las que suela pasar que el nervio y la ansiedad nublan el alto rendimiento. Pero el que tenía más ganas era claramente la Unión Española, conducida brillantemente por Rojas, con Dunevicher curiosamente como franco alero derecho (posición inusual para él), y también con el aporte clave de Lorca y Cremashi. Ahora, a pesar de que la iniciativa era de los rojos su falta de efectividad en la última jugada siempre atentó contra sus opciones de llegar al gol. Aunque para ser justos la defensa auricielo tuvo un primer tiempo brillante, con un portero de gran seguridad como Espinoza y un bloque posterior siempre bien ubicado y de gran despliegue compuesto por Barraza, Torres y García. Quizá la mejor opción fue un cabezazo de Lorca que pasó muy cerca de uno de los palos del meta evertoniano. Así, con el marcador en blanco, se fueron los primeros 45 minutos, y aunque no hubo goles el público se quedó con buenas sensaciones del partido.   

Equipara Everton, pero sigue el cero
Si el primer tiempo fue de los rojos el segundo fue todo de los viñamarinos, que hicieron trabajar bastante al buen arquero hispano, Hernán Fernández. Primero fue una arremetida de Laurido, en la que el meta resolvió con prestancia y luego Ponce perdonó a la Unión, tras pase magistral de Hurtado. Los de Santa Laura lograron respirar un poco cerca de los 30 minutos cuando Cremashi erró el gol por centímetros, tras ir al rebote, después de un tiro de Armingol. 

Los últimos 15 minutos fueron de refriega y mucha tensión, ya que cualquier falla podía significar la derrota. En esos instantes el gran protagonista fue el árbitro inglés William Crawford quien no cobró un claro penal contra Ponce (a favor de Everton) y luego sancionó un dudoso fuera de juego cuando el hispano Lorca estaba en clara posición de gol. Luego de las polémicas no hubo más incidencias y el reloj avanzó inexorablemente hacia el temido alargue de 30 minutos adicionales. Cuando el juez pitó el fin de los 90 reglamentarios los 22 jugadores se desplomaron en la cancha, extenuados por el cansancio y la tensión acumulada. Incluso el público se dio una pausa, absorbido por la incertidumbre y el morbo de no saber cuál de los equipos marcaría la diferencia para llevarse la copa. 

Rápido desenlace
​Cuando comenzó el alargue ambos elencos saltaron a la cancha con la última ración de energía, Eso se notó por las imprecisiones, una mayor lentitud en el ritmo de juego e inevitables fallas en ambos lados . Pero todo cambió a los 13 minutos. Biondi quitó una pelota en medio terreno y rechazó hacia adelante, mientras los defensores de la Unión Ibáñez y Miranda quedaron adelantados. El balón le llegó a Ponce quien inmediatamente la cedió a Lourido y éste envió un ajustado pase -al espacio- para Meléndez., que corrió hacia el arco rival. Fernandez salió desesperado al encuentro de Meléndez, pero el nortino mostró toda su clase, ya que se frenó en seco y con magistral finta eludió al portero,  para luego ingresar al arco con pelota dominada. Un verdadero golazo, que motivó la ovación estruendosa de todo el estadio. Era el broche de oro para un partido inolvidable. 

Después del gol Everton cedió automáticamente el terreno y la posesión, y la Unión Española se fue con todo en busca del empate. Pero la desesperación de los rojos y la prolijidad defensiva de los ruleteros hicieron que el marcador no variara hasta el final del alargue. Y después, Viña entera explotó en un solo grito, por primera vez en la historia un equipo de provincia se proclamaba campeón del fútbol chileno. Un logro que también premió con un caluroso y emocionado aplauso el numeroso público que presenció el encuentro. Seguramente, muchos de ellos tiempo después tienen que haberle dicho a sus amigos y familiares: "yo estuve ahí el día en que Everton se tituló campeón, yo vi el golazo de Melendez., en tiempo de alargue...". HDF/jma  



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30 marcas de equipos chilenos

11/24/2020

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Siguiendo lo que ya hicimos, respecto de las marcas más importantes de jugadores chilenos, en la historia de nuestro fútbol, esta vez nos propusimos rescatar las que tienen que ver con equipos de nuestro medio, registro que parte en 1933, con los "Aguerridos" de Magallanes y  su primer título de la en ese entonces naciente Liga Profesional.  Acá van las 30 más importantes:

1. Primer campeón del fútbol profesional chileno: Magallanes (1933).

2. El primer tricampeón del fútbol chileno: Magallanes (1933-35).

3. Equipo con más títulos en Chile: Colo Colo (32).

4. Equipos fundadores del fútbol profesional en Chile: Magallanes, Colo Colo, Unión Española, Audax Italiano, Morning Star, Badminton, Green Cross y Santiago National.

5. Primer campeón de provincia (regiones): Everton (1950).

6. Primer campeón de segunda división: Palestino (1952).

7. Equipo más antiguo: Santiago Wanderers (1892).

8. Equipo que inauguró los descensos en Chile: Iberia (1955).

9. El primer equipo chileno que ganó en Argentina: Colo Colo (1996). 

10. El primer equipo chileno que ganó en Uruguay: Cobreloa (1981).

11. El primer equipo chileno que ganó en Brasil; Colo Colo (1973).

12. El único equipo chileno que nunca bajó a segunda división: Colo Colo. 

13. El primer equipo tetracampeón en Chile (4  títulos seguidos): Colo Colo (2006-07).

14. El primer equipo de provincia que jugó en primera división: Santiago Wanderers (1937).

15. El equipo más campeón de regiones: Cobreloa (ocho veces).

16. El único equipo que salió campeón, el mismo año de su ingreso a la primera división: Unión San Felipe (1971). 

17. El único equipo chileno que ha salido campeón de la Copa Libertadores de América: Colo Colo (1991). 

18. El único equipo chileno que ha salido campeón de la Recopa: Colo Colo (1992). 

19. El único equipo chileno que ha salido campeón de la Copa Sudamericana: Universidad de Chile (2011). 

20. Los únicos equipos chilenos que han salido campeones de la Copa Interamericana: Colo Colo (1992) y Universidad Católica (1994).

21. Equipos chilenos que han jugado finales de la Copa Libertadores de América: Colo Colo (1973), Unión Española (1975), Cobreloa (1981-82) y Universidad Católica (1993).

22. Unico equipo chileno que ha jugado dos años seguidos la final de la Copa Libertadores de América: Cobreloa (1981 y 1982). 

23. Equipos chilenos que han salido campeones del torneo nacional (a noviembre de 2020): Colo Colo (32), Universidad de Chile (18), Universidad Católica (14), Cobreloa (8), Unión Española (7), Audax Italiano, Magallanes y Everton (4), Santiago Wanderers (3), Palestino y Huachipato (2); Santiago Morning, Green Cross, Unión San Felipe, O´Higgins y Cobresal (1).

24. Equipos autores de las mayores goleadas, en partidos del torneo oficial: Unión Española a Morning Star: 14 x 1 (1934); Magallanes a Santiago National: 14 x 1 (1934). Independiente de lo anterior, la mayor goleada, entre equipos profesionales, se registró el 30 de abril de 1950, cuando Everton derrotó a Santiago Wanderers por 17-0, por el torneo especial o de preparación "Carlos Varela".

25. Equipo con más triunfos consecutivos: Universidad de Chile (16, entre 1963 y 1964).
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26. Equipo con mayor invicto como local: Cobreloa (91 duelos, entre 1980 y 1985). 

27. Equipo con más puntos en un mismo torneo: Universidad Católica (74, en 34 partidos, en 2010).

28. Equipo con mayores ascensos y descensos: Rangers de Talca (nueve, respectivamente).

29. Equipo con la racha invicta más larga en un mismo torneo: Universidad de Chile (33, en 1999). 

30. El primer equipo chileno que jugó la Copa Libertadores de América: Universidad de Chile (1960). 

HDF/jma



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1974, la Roja se pierde en el diluvio de Berlín

11/21/2020

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22 de julio de 1974, Mundial de Alemania, en el Olympia Stadion de Berlín Occidental la Roja enfrenta, por la tercera ronda del grupo A (primera fase), a la escuadra de Australia. Se trata de un duelo clave para Chile, ya que -en el papel- ganarle a los oceánicos no sería tan descabellado y de paso significaría una casi segura clasificación a la segunda fase (a esa altura la selección tenía un punto producto de la derrota con la RFA y un empate con la RDA. 

El primer tiempo muestra a un Chile en extremo especulativo, que cuida la pelota con celo y asume pocos riesgos. Pareciera que no es un equipo que debe ir por la victoria para pasar a segunda fase. Es más, Los jugadores parecen como amarrados, sin nervio ni sangre para salir a comerse al rival. Algo de rebeldía se ve en Quintano y Figueroa que gritan y parecen empujar a sus compañeros, pero sin mayor éxito. De hecho Elías tiene una opción de cabezazo, tras tiro libre de Reinoso, que se va desviado. A este modo frío de enfrentar el duelo se suma una lentitud en la salida que lo único que consigue es que los australianos se asienten bien el fondo, cortando el mediocampo chileno y cubriéndose bien el fondo. Aun así, Chile se las ingenia para intentar algo, sobre todo en los pies de Caszely, el que, en gran acción, apila varios defensas rivales por derecha y luego centra, al corazón del área. La pelota le queda en la cabeza a Reinoso, quien inexplicablemente y con todo el arco a disposición, conecta justo al cuerpo del portero Reily. ¡Increíble lo que se pierde Chile!.

La lluvia castiga el poco atrevimiento chileno
Cuando el árbitro iraní Jefar Namdar marcó el fin de los primeros 45 minutos los jugadores chilenos sabían internamente que no habían hecho una buena primera etapa, pero también pensaban - a esa altura- que quedaba todo el segundo tiempo para revertir la historia. El tema es que mientras ellos caminaban hacia los camarines la sabia naturaleza ya tramaba un plan para amargarle la noche a los chilenos. Y aunque parezca inverosímil así no más fue, porque apenas concluido el primer tiempo se desató un violento temporal sobre Berlín Occidental que hizo grandes estragos en la cancha del Olympia Stadion. Esto dificultó, en extremo, las aspiraciones chilenas, ya que cuando se reanudó el juego (tras 20 minutos de espera, para ver si amainaba el aguacero) se volvió difícil el control y manejo de la pelota, por las grandes pozas en varios sectores del campo. A esto se agregaron los frecuentes resbalones de los jugadores que muchas veces pasaban de largo o no podían hacer pie en el césped. Lamentablemente, esta situación favoreció al rival que se plantó bien atrás, para defender y apostar por el contragolpe. 

En este complejo escenario, Chile pasó de la fría especulación del primer tiempo a una gradual desesperación en el segundo. El equipo debía hacer un tremendo esfuerzo para luchar contra el rival, pero además con la acumulación del agua en la cancha, lo que era una molesta barrera, en la angustiante búsqueda del gol de la victoria. Con esas condiciones el partido se transformó en una lotería donde la viveza y la suerte pasaron a tener un rol gravitante. Así, a los 13 un rápido ataque de Australia dejó a uno de sus delanteros de cara frente a Vellejos, pero entre el empujón de Figueroa y la resbalada del atacante se salvó Chile de una inminente caída. Afortunadamente el referí vio más el resbalón que la falta de Elías. Y tras cartón, en una rápida jugada, un vivaz Caszely apareció sólo para eludir al arquero y marcar el ansiado gol para Chile. Inexplicablemente el juez marcó fuera de juego, cuando el goleador chileno estaba claramente habilitado. Pero como nadie reclamó la jugada quedó solo como una incidencia más.  

A medida que pasaban los minutos el agua no terminaba de caer en la cancha, lo que ya hacía prácticamente imposible hilvanar alguna jugada. A pesar de ello, en un veloz contraataque australiano por izquierda, Curran alcanzó a centrar, antes que la pelota se fuera por línea de fondo y Mac- Kay elevó en inmejorables condiciones. Y ya cuando el partido expiraba, a los 47, vino una clara opción para la Roja, que pudo haber valido la ansiada clasificación. Figueroa apuró desde el fondo para Reinoso, quien se inclino hacia la derecha y envió un centro bombeado al área australiana. El arquero Reily fue a cortar el centro, pero la pelota pesada y jabonosa le jugó una mala pesada y se le escurrió por su espalda, quedándole servida a Farías, el que plantó -ahí mismo- un derechazo, casi a boca jarro, que para mala suerte de Chile, dio plena en la cara del defensa Wilson, que custodiaba el arco, para luego quedar en posesión del rival. Farías se agarró la cabeza fastidiado por la mala fortuna, ya que pudo haber sido un gol histórico. 

De esa manera, mientras la lluvia seguía cayendo en Berlín y el pito del juez daba por terminado el encuentro se apagaba finalmente la ilusión chilena de seguir en carrera en el Mundial 1974.

¿Qué habría pasado si la Roja hubiese salido con otra actitud en la primera etapa?. A lo mejor se habría asegurado antes el resultado y la lluvia hubiese terminado siendo nuestro aliado. Desafortunadamente la historia se escribió en contra de las aspiraciones chilenas, un sino que nos persiguió por mucho tiempo y que sólo la generación dorada fue capaz de romper bien entrada la segunda década del siglo XXI. HDF/jma

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El penal que valió un título, en 1962

11/18/2020

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5 de enero de 1962, en un lleno y expectante Estadio Nacional las universidades juegan el segundo y decisivo partido de definición por el título 1961 (en el primero igualaron a uno). Faltan poco más de tres minutos para que juez argentino Luis Ventre finalice el encuentro y cómo están empatados a dos lo más probable es que deba jugarse un alargue de 30 minutos adicionales. Algo que al público no le molesta para nada, ya que el duelo ha sido tan intenso y emocionante que nadie quiere que termine. En eso, el cruzado Juan Nakwacki toma la pelota en la mitad del campo y avanza, a paso endemoniado, hacia el arco de la U, ante la desesperación de los azules que corren para detenerlo. El que está más cerca del católico es Donoso, quien al no poder quitarle el balón le comete evidente falta. Todos los jugadores miran hacia el árbitro y el estadio entero se paraliza, ante lo que podría ser el final de una jornada memorable. Segundos después, el referí indica el punto penal, lo que provoca la desazón entre los chunchos y un estallido de alegría en las de la franja. 

En el arco se prepara el meta René Pacheco y frente a él hace lo mismo Alberto Fouilloux. Son instantes de nervio, emoción e incertidumbre, de hecho no vuela una mosca en el recinto de Ñuñoa. Muchos se tapan los ojos, ya que no se aguantan la ansiedad, es que en ese penal puede estar la gloria del título o, en su defecto (para la U) la opción de seguir batallando por otra media hora. Hasta que suena el pitazo del árbitro y “Tito” Fouilloux toma carrera y le pega un zapatazo con toda el alma, que aparentemente es gol. Algunos dudan por centésimas de segundo, en una escalofriante confusión, porque la pelota se devolvió con fuerza hacia la cancha, Los de la U ruegan que sea el palo y los de la UC no quieren mirar. Finalmente el referí con la ayuda del guarda línea validan el tanto, ya que el fuerte disparo de atacante católico había entrado para luego pegar en el fierro que sostenía la red, lo que confundió a muchos. 

Ya todo está consumado y el "ceatolei...." se escucha por los cuatro costados del Nacional, mientras los jugadores de ambos equipos se saludan con desbordada emoción por el gran duelo que han disputado. Es que nadie hubiese imaginado que ese bendito penal terminaría valiendo un título. HDF/chispita


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30 marcas de jugadores chilenos

11/17/2020

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En los más de 100 años del fútbol chileno hay un selecto número de jugadores que dejaron su huella en la historia con marcas de todo tipo, incluyendo algunas que aún no han sido superadas. Este es un recuento de las 30 más importantes, tanto en lo que respecta a los torneos nacionales, como aquellas que tienen que ver con la Roja de todos. 

Marcas de jugadores en el Torneo Nacional
1. Más partidos jugados:
Adolfo Nef (624 partidos, entre 1965 y 1987).

2. Mayor goleador histórico en torneos nacionales:
Esteban Paredes (218 goles -noviembre de 2020-).

3. Mayor goleador en un mismo torneo:
Luis Hernán Alvarez, de Colo Colo (37 goles, en 1963).

4. Mayor goleador en un torneo corto:
Patricio Galáz, de Cobreloa (23 goles en 25 partidos).

5. Jugador con más títulos en primera división:
Luis Mena, de Colo Colo  (11)

6. Jugador con mayor número de goles en un partido:
Lukas Tudor, de Universidad Católica  (siete goles a Deportes Antofagasta, en 1993).

7. Jugador con más goles en torneos consecutivos:
Rubén Martínez, de Colo Colo (1989. 90 y 91),

8. Jugador con más goles de manera consecutiva:
Jaime Riveros, de Cobreloa (21 goles en 15 partidos, Apertura 2004).

9. Jugador que acabó goleador en más torneos diferentes:
Esteban Paredes, de Colo Colo (seis, entre 2009 y 2018).

10. Jugador que convirtió el gol más rápido en un torneo nacional:
Carlos Aguilar, de Huachipato, en 2010 (7..3 segundos).

11. Jugador extranjero que anotó el primer gol en un torneo nacional:
Gino Lacoponi (italiano), de Audax Italiano,  el 23 de julio de 1933, al Morning Star. 

12. Más goles en menos tiempo:
Mario Vargas, de Huachipato, en 2001 (tres goles en tres minutos, contra Coquimbo).

13. Autor del primer gol en un partido del campeonato nacional: 
Julio Miranda, de Audax Italiano (22 de julio de 1933)., contra Morning Star.

14 Jugador con más tarjetas rojas:
Moisés Villarroel, de Santiago Wanderers (24 tarjetas).

15, Jugador expulsado en menos tiempo de juego:
Wilmer Velázquez, de Deportes Concepción, en 1996 (nueve segundos).

16, Arquero con la valla invicta por más tiempo:
José María Buljubasich, de Universidad Católica, en 2005 (22 horas y 32 minutos).

17. Jugador extranjero con más títulos:
Marcelo Barticciotto (siete estrellas).

18. Primer jugador chileno cedido al extranjero:
Iván Mayo, transferido desde Colo Colo a Vélez Sarfield (Argentina), en 1933.

Marcas de jugadores de la Roja
19. Máximo goleador de la Roja:
Alexis Sánchez, 46 goles (noviembre de 2020).

20. Jugador con más participaciones en la Roja:
Alexis Sánchez (136 partidos -Noviembre de 2020-)..

21. Jugador de la Roja que ha jugado más mundiales:
Elías Figueroa (tres -1966, 1974 y 1982-).

22. Jugador de la Roja que anotó goles en más de un mundial:
Jean Bonsejeur (dos -2010-14).

23. Jugadores de la Roja que jugaron más eliminatorias de la copa del mundo:
Claudio Bravo y Jean Bonsejeur (cinco procesos).

24. Jugador de la Roja, que anotó el primer gol de Chile en un mundial:
Carlos Vidal, frente a México, en la Copa de Mundo Uruguay 1930.

25. Jugador de la Roja con más presencias en la Copa América:
Sergio Livingstone (seis participaciones y 34 partidos). 

26. Unico arquero de la Roja con la valla invicta en una eliminatoria:
Mario Osbén, (Proceso clasificatorio para España 1982). 

27. Máximos anotadores de la Roja en un mundial:
Leonel Sánchez (cuatro goles -1962-) y Marcelo Salas (cuatro goles -1998-).

28. Primer jugador expulsado en un mundial de futbol:
Carlos Caszely (Alemania  1974).

29. Primer jugador que perdió un penal en la historia de los mundiales:
Carlos Vidal, contra Francia, en Uruguay 1930.

30. Arquero chileno que ha jugado más mundiales.
Claudio Bravo (dos - 2010 y 2014-).

HDF/jma

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El día en que el mítico Magallanes sufrió su peor goleada

11/16/2020

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El 21 de enero de 1934, pocos meses antes que se iniciara el torneo de la liga profesional, el equipo de los "Aguerridos", como se le llamaba a Magallanes en esa época, pactó un duelo amistoso con el Morning Star, cuadro representativo de la colonia inglesa residente. La idea era comenzar a prepararse para el campeonato oficial, el cual debía comenzar a mitad de año. Los albicelestes tenían el mayor desafío, ya que debían defender el título ganado en la todavía reciente definición con Colo Colo, a fines de 1933. Y aunque el campeón sufriría la baja de varios de sus baluartes, todos sabían que lo más probable era que ganaran los magallánicos, que eran, sin duda, el mejor equipo de Chile. 

Pero grande fue la sorpresa esa tarde de domingo, en los Campos Sports de Ñuñoa, ya que los "Gringos" le pasaron por arriba a los de la carabela, ante el estupor de los espectadores. El scorer fue de un inimaginable 8 x 4 para los del Morning, que jugaron un primer tiempo de ensueño, en el que literalmente le salió todo y, también, un poco más. Orden táctico, buenos pases, anticipación del rival, y una efectividad altísima fueron algunas de sus virtudes. Influyó mucho el excelente juego de Carvajal, Arellano y principalmente de Roa, un centro delantero que no perdonó una frente al arco del portero Meza (a quien tras ese duelo lo bautizaron como -Mesón-).

​Al término de los primeros 45 los "Aguerridos" perdían 8 x 0 y todos sus jugadores estaban como aturdidos y desorientados, en el campo de juego. Fue tal la paliza que, tras el descanso los "Aguerridos" heridos en su amor propio mejoraron bastante su performance anotando cuatro goles, lo que a la postre completaron el marcador final. En ese sentido, destacó el aplomo de Arturo Torres, quien desde la zaga les gritaba, como un loco, a sus compañeros para que fueran, con todo, en busca de descuentos. Y no fueron más de cuatro lo tantos de Magallanes gracias a la actuación maravillosa del meta Droguett, del Morning, quien salvó pelotas que eran casi imposibles para cualquier arquero. Al final del match la diferencia de cuatro goles algo disimuló  la verguenza deportiva y la barra de Magallanes pudo retirarse con un sabor no tan amargo. 

Y como tantas veces pasa en la vida, y también en el fútbol, la revancha llegaría, tarde o temprano, para vengar la dolorosa derrota. Y esta vez sería con saña. Fue en el último partido de la brillante campaña del Magallanes campeón 1934. Esa tarde del 1 de diciembre los "Aguerridos" se dieron un festín con los "Gringos", ganándolos por la abusadora cifra de 11 x 0. Un marcador excesivo, pero que sirvió para lavar heridas y dejar en claro que ese duelo de enero jamás debió haber existido. /jma

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Arqueros chilenos en los mundiales: Roberto Cortés González (Uruguay 1930)

11/11/2020

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Roberto Cortés o el “Viejo”, como lo llamaba la afición, por su precoz calvicie, se hizo conocido a raíz de esa notable selección de la Zona Norte formada en 1926, con motivo de la búsqueda de jugadores, con miras al campeonato sudamericano que se jugaría en Chile. Gracias a sus sólidas presentaciones, en las cuales destacaron su buen juego aéreo y seguridad, el portero iquiqueño fue nominado dentro de la lista final de futbolistas que se concentró, por varias semanas, en el antiguo Estadio El Llano.
 
Pero fue un partido, en particular, el que elevó a figura a Cortés y que le aseguró la titularidad en el arco de los “Cóndores Blancos”. Fue en el segundo match del antiguo torneo continental, cuando Chile enfrentó a los campeones olímpicos de Uruguay, que eran -en esos tiempos- los mejores del mundo (en el primer duelo con Bolivia jugó Carlos Hill). En ese encuentro, disputado en Los Campos Sports de Ñuñoa, literalmente no cabía un alfiler, ya que los fanáticos chilenos estaban ansiosos de presenciar a la poderosa escuadra oriental. Sin embargo, al final del partido los miles de espectadores terminaron rindiéndose ante la portentosa actuación del “Viejo Cortés”, que jugó uno de los mejores partidos de su vida. Fue realmente emocionante la presentación del portero chileno que cortaba centros; volaba, de palo a palo; achicaba magistralmente a los delanteros que venían solos, a su arco;  y salvaba goles casi cantados. Los monstruos uruguayos Nazazi y Scarone no podrían creer lo que presenciaban, es más éste último tras un zapatazo embolsado por Cortés, sólo atinó a abrazarlo y darle un beso en la pelada. El marcador final fue 3 x 1 a favor de los uruguayos, pero pudieron ser 10 fácilmente, de no ser por el “Viejo”.
 
Tras esa monumental actuación Roberto siguió jugando a gran nivel, tanto en el empate ante Argentina, como en la goleada frente a los paraguayos. Estas actuaciones llevaron a los dirigentes de Colo Colo a poner atención en el guardapalos, lo que posteriormente se transformó en un acuerdo formal. Así, Cortés se transformó en el nuevo meta del cacique, club con el cual tendría la suerte de ser parte de la extensa gira por Europa, en los primeros meses de 1927.
 
Fue así como el “Viejo” tuvo la fortuna de jugar ante linajudos rivales, y de defender con clase la valla colocolina en la numerosa serie de partidos que disputaron los albos en ese periplo. Una experiencia que, también lo tuvo como testigo presencial de la desgraciada muerte del capitán David Arellano, que enlutó a todo el país y que marcó para siempre a toda esa delegación.
 
Dos años después, en 1928, Cortés formó parte de otra gira europea, esta vez con motivo de la participación de la selección chilena de fútbol en las Olimpiadas de Amsterdam. Aunque en esa oportunidad fue arquero reserva de Juan Ibacache, su eterno rival en la portería del equipo de todos.
 
Actuación en el Mundial 1930
Durante los preparativos de Chile, antes de viajar a Montevideo (estaban concentrados en la Escuela de Carabineros), Roberto Cortés le ganó la titularidad, en base a esfuerzo y calidad, a otro gran arquero como Cesar Espinoza, quien defendía a Santiago Wanderers. Cuentan que en los entrenamientos de la selección para la cita mundialista era tanta la sana rivalidad entre los dos porteros que ambos se jugaban la vida en todos las prácticas, causando el asombro y admiración del resto de los futbolistas. Finalmente, Cortés se quedó con el puesto y la verdad es que justificó con creces la decisión del técnico húngaro Jorge Orth.
 
En los dos primeros lances (victorias ante México y Francia) Cortés se alzó con la valla invicta, lo que lo llenó de orgullo. Es que pesaba su experiencia, algo que se notó en el primer duelo con los aztecas, cuando algunos jugadores estaban nerviosos, porque nunca habían jugado un partido internacional y ante tanto público. En esos instantes el “Viejo” puso la voz de tranquilidad y apoyo, para transmitirles confianza a sus jóvenes compañeros. Y cuando los mexicanos llegaron con peligro a su área siempre se le vio rápido en reflejos y muy seguro con sus manos, aunque en una lo salvó el horizontal.
 
Con los galos, en cambio, tuvo más trabajo, apenas iniciado el encuentro, tapándole un tiro bajo a Villaplane; atajando con calidad, tras carga de Pinel y mostrando toda su destreza en varias otros ataques franceses. Tras los 45 iniciales, Cortés ya era una de las figuras de Chile, lo que despertó la admiración del público y la felicitación de sus propios compañeros. En el segundo tiempo no tendría gran trabajo, pero su seguridad irradió confianza en la última línea chilena.
 
En el tercer partido, derrota ante argentina, el “Viejo Cortés” parecía repetir su regularidad bajo los tres palos, lo que quedó refrendado al frenar un veloz ataque de Peucelle, a poco de iniciarse el match. Sin embargo, algunas dudas aparecieron en escena, después de una mala salida, que afortunadamente corrigió Morales. Pero minutos después, nada pudo hacer en el primer gol de Stabile, un violento testazo que lo dejó sin opción. E instantes más tarde el mismo Stabile le encajaba el segundo a poca distancia, lo que no le permitió reacción alguna. En apenas 14 minutos Chile perdía 2 x 0, aunque sin mayor responsabilidad de Cortés.
Tras cartón, los argentinos siguieron atacando con furia y Cortez ahogó el 3 x 1 con una atajada de antología, tras una embestida de Ferreira, a la que siguió otra increíble contención a un terrible tiro de Stabile.
 
En el segundo tiempo, en tanto, Cortés la tuvo bien complicada, a raíz de la lesión del defensor chileno Arturo Torres, quien casi no podía mantenerse en pie. De hecho cada ataque rioplatense lo pillaba mano a mano con Ferrari, Evaristo o Stabile. Salvó hartos goles y también los palos fueron en su ayuda, hasta que fue vencido en una pelota cruzada por Evaristo, que lo dejó algo sorprendido y con cara de culpable (fue el único tanto en el que tuvo algo de responsabilidad). Ya en la parte final del partido Cortés volvió a salvar varios goles inminentes de los transandinos, dejando totalmente en olvido las dudas de ese último gol recibido.
 
Así acabó la gran aventura de Roberto Cortés en el primer mundial de 1930, esa que lo dejó para siempre en la historia grande del futbol chileno.
 
Cinco años después, en 1935, se registrarían las últimas actuaciones de Cortés defendiendo el arco chileno, con motivo del Campeonato Sudamericano de Lima. En esa oportunidad la selección perdió con Argentina (4 x 1) y Uruguay ( 2 x1), y ganó a Perú, por la cuenta mínima. HDF/jma


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¿Por qué Chile no fue al Mundial 1934?

11/9/2020

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Corría abril de 1934 y en Italia se hacían los preparativos para le celebración, con gran pompa, de la segunda versión de la Copa del Mundo. El evento era todo un acontecimiento para la maquinaria fascista de Benito Mussolini, quien obviamente  había percibido, con su fino olfato, que el fútbol era una poderosa fuente de pasión popular y que podía ser un medio ideal, para difundir su nombre y el de su país a todos los rincones del mundo. El Duce no sabía nada de este nuevo deporte inventado por los ingleses, pero en poco tiempo se convirtió en un gran "tifoso" y se propuso organizar un campeonato nunca antes visto, el que naturalmente debía ganar Italia. 

Por esos mismos días, pero a miles de kilómetros de la península itálica, en Santiago de Chile, el futbol también iba ganando interés popular y, por ejemplo, ya se esperaba la organización del segundo torneo, profesional, que tendría al campeón Magallanes como el máximo candidato. Pero en el reducido ambiente local no sólo se hablaba de la nueva liga, sino también de las opciones de Chile, para acceder  al segundo mundial de fútbol, el primero en Europa.. Algunos sostenían que había que hacer causa común con Uruguay que había decidido no ir a Italia, en respuesta por el boicot de las potencias europeas en la justa de 1930. Y otros pensaban que era mejor no ir, dada la poca preparación del combinado nacional,, sobre todo después de su dura derrota con Magallanes, por siete goles de diferencia. 

En todo caso, la situación no era fácil, la federación había cancelado la inscripción a la FIFA y esta había decidido que tendríamos que eliminarnos con Argentina, en partido único a jugarse el 1 de abril, y con sede a dirimirse por sorteo (Santiago o Buenos Aires).. Días después, la asociación chilena solicitó la postergación del duelo para el sábado 14, aduciendo compromisos previos del torneo nacional. El panorama pareció aclararse, ya que la misma Asociación Argentina de Fútbol (AFA) aceptó la nueva propuesta de fecha, por lo que sólo restaba esperar el resultado del sorteo. Sin embargo, en el intertanto, la FIFA recibió una comunicación de la AFA, que señalaba que no podría asistir al torneo, lo que allanaba el camino para que los "Cóndores "Blancos" enfilaran hacia Europa. De hecho, ante la nueva eventualidad, Chile sólo esperaba la notificación para confirmar su asistencia. 

Pero la historia no acabaría ahí, a última hora un nuevo comunicado transandino mencionaba que sí podían asistir al mundial y que todo había sido un lamentable mal entendido. Este último episodio crispó los ánimos en ambas federaciones, sobre todo en Chile, que exigió jugar el sábado 28 de abril, en Santiago. Por su parte, los argentinos respondieron que el encuentro tendría que disputarse en Buenos Aires, el viernes 27 de abril. Así las cosas, y para mediar en la incómoda discusión la FIFA designó al comisario Jorge Ferri, quien curiosa y sospechosamente  validó la opción argentina del 27 de abril.   

El veredicto del comisario Ferri encendió de ira a la dirigencia chilena, que acordó, de manera unánime: no asistir al mundial, romper relaciones con la AFA y exigir a la FIFA el reintegro de la cuota de inscripción y el pago de una fuerte suma, a modo de compensación. Naturalmente, la FIFA nunca devolvió el dinero ni canceló ni la más mínima indemnización, lo que congeló las relaciones por un buen tiempo.
De hecho, por esta razón, Chile no se inscribió para el mundial de 1938. Es más, en esa instancia tampoco se respondió la invitación, vía canal diplomático, que hizo llegar la FIFA, como una forma de suavizar las asperezas que quedaron de 1934,  La situación vino recién  a normalizarse previo al mundial de 1950, al que Chile sí asistió. HDF/jma 


 



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Lizardo Garrido, el todocampista albo

11/8/2020

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Desde sus años de infancia, en la población Lo Franco (Quinta Normal) a Lizardo Garrido le gustaba cambiarse de posición en las pichangas de barrio. A veces era delantero, otras defensa y en algunas también mediocampista. Esa costumbre de ser polivalente lo fue distinguiendo, algo que profundizó en las inferiores de Colo Colo, a donde llegó en 1975, llamando la atención del en ese entonces técnico albo, Luis "Zorro" Alamos. 

En aquella época la política de los albos era que las jóvenes promesas se foguearan en el duro torneo de ascenso, para que después llegaran más maduros al primer equipo. Y ese fue precisamente el derrotero que siguió Lizardo. En 1977 fue cedido en préstamo a Colchagua, donde tuvo que lidiar con la lejanía de su casa y también con las precariedades de la segunda división. Ese primera experiencia no fue fácil para Garrido, quien al año siguiente fue cedido a Trasandino, donde sí rindió más, como todos esperaban. Hizo dupla con Carreño en la zaga realizando una buena temporada, pero  que no alcanzó para clasificar a la liguilla de promoción. El tiempo de aprendizaje para el "Chano" continuaría, en 1979, con su regreso a Colchagua, donde siguió puliendo sus dotes de zaguero. Así, a fines de ese año terminaba la "travesía por el desierto" de Lizardo, quien ahora más maduro, personal y futbolísticamente, pasaba al primer equipo de Colo Colo.

Rápida consolidación    
Tener una oportunidad en el Colo Colo de principios de los 80 no era tarea fácil, menos para un jugador como Lizardo Garrido, quien venía recién haciendo sus primeras armas, Es que el camarín albo estaba lleno de grandes figuras como Osbén, Caszely, Galindo, y Véliz, por nombrar solo algunas. Sin embargo esto no amilanó a Garrido quien se concentró en "matarse" en los entrenamientos para que el entrenador, Pedro Morales, le diese la opción de jugar. Tenía la convicción de que teniendo esa chance la aprovecharía al máximo. Y la verdad es que tuvo que esperar su resto, en un torneo 1980 donde el cacique siempre "remó desde atrás" para defender el título, frente a dos grandes oponentes como Cobreloa y Universidad de Chile. El día tan esperado llegó el 21 de septiembre, ante Aviación, en el Estadio Nacional. Esa tarde los albos goelaron 4 x 0 y el "Chano" ingresó como marcador de punta causando una excelente impresión en el ambiente del fútbol, por su agresividad, fiera marca, buen domino de balón y destacable proyección ofensiva. 

Apenas dos meses después, cerca del final de ese año, la vida le sonreía a Lizardo. La prensa especializada lo llenaba de elogios y la titularidad en Colo Colo era ya una firme realidad. En ese minuto fueron claves los consejos y apoyo de su compañero de equipo y rival en el puesto, Mario Galindo, quién siempre lo alentó para que siguiera mejorando. Todo contribuyó para que Garrido fuera transformándose, en poco tiempo, en un excelente marcador de punta que defendía con calidad, salía jugando con prestancia y que iba al ataque con decisión
También, en ese inolvidable año 80, el "Chano" fue considerado en la Roja de Santibáñez, que se preparaba para las eliminatorias, con miras al Mundial España 1982.  Su debut fue en un amistoso frente al Fluminense brasileño, el 8 de octubre (triunfo 3 x 0), donde demostró personalidad y buen juego. Esa noche le tocó compartir labores defensivas con el gran Elías Figueroa, momento que no olvidaría jamás y que le daría más fuerza para seguir consolidándose como jugador.

1981, El año bisagra          
El nuevo año encontraba a Lizardo Garrido frente a un escenario a lo mejor impensado, en el que se le abrían todas las puertas para triunfar en el fútbol. Había logrado instalarse como una pieza clave en Colo Colo, pero también en la selección, justo en un período en que las otras alternativas, en el puesto de marcador de punta, pasaban por bajos momentos o largas lesiones. La diferencia del "Chano" es que él exhibía condiciones inusuales para un jugador joven (adaptabilidad, velocidad, resistencia, ductibilidad, buen juego aéreo y gran proyección de ataque).. Los medios hablaban del "primer todocampista del fútbol chileno" y no estaban tan errados, porque el "Chano" podía rendir bien como lateral, zaguero o volante. Era algo que llevaba en su ADN de jugador, desde las pichangas de barrio en Lo Franco. 

Y el destino le tenía preparado el éxito, ya que fue pieza fundamental en la Roja que clasificó invicta al Mundial de España 82, Todavía está en la retina del hincha ese monumental desborde por derecha, en el partido contra Paraguay, en el que, tras pared con Herrera, gana linea de fondo y centra hacia atrás, para que anote Miguel Angel Neira. Una postal de juego que ilustra, en toda su real magnitud, lo que era capaz de hacer Lizardo Garrido. 

Pero Garrido no se conformó con lo logrado en la selección, ya que siguió jugando a gran nivel el resto del año, incluso postergando a la banca a un crack como Mario Galindo. Su faceta de jugador completo lo convirtió en inamovible en el esquema del técnico Pedro García y en uno de los baluartes del título albo de 1981. Y como guinda de la torta, nuestro protagonista fue elegido como el "Jugador del año". Un premio a su constancia, trabajo silencioso e inteligencia para aprovechar las oportunidades que se le iban presentando. Esa temporada jugó más de 60 encuentros, con un rendimiento siempre óptimo, que lo catapultó definitivamente a nivel de figura del fútbol nacional.

El amargo mundial y el primer bajón
A principios del 82 Lizardo rebosaba de optimismo, sobre todo porque en el horizonte aparecía la oportunidad única de jugar un mundial, instancia máxima para cualquier futbolista. Además, su puesto de titular en Colo Colo ya era indiscutido, por lo que irían por el bicampeonato probablemente en lucha con Cobreloa, el rival de esos años. 
Pero como todos saben la historia de la participación chilena en esa copa del mundo terminó en el más rotundo de los fracasos. Mucha expectativa por la gran eliminatoria previa, una concentración extremadamente larga que desgastó a los jugadores, desconocimiento de los rivales y una sorpresiva fragilidad del equipo fueron algunas de las razones que propiciaron el descalabro. Y, obviamente, el "Chano" fue parte de esa inercia negativa, pese a que jugó dos de los tres encuentros (contra Austria y Alemania) y con un nivel más que aceptable.  

Tras el mundial las críticas por el nivel exhibido en España arreciaron sobre los jugadores, a los que les costó un tiempo despercudirse de la amarga experiencia. En el caso de Garrido lo vivido hizo mella en su rendimiento, que tuvo un bajón importante. incluso algunos medios llegaron a decir que "ya no era el de antes". En la íntima el "Chano" confesó que tuvo una caída en lo anímico, lo que impactó en su nivel de juego dentro de la cancha. Aparecieron algunos fantasmas que incidieron en alguna pérdida de confianza en sus recursos y que ante fallas tendían a maximizarse. Más encima, ese mismo año Colo Colo perdió la batalla por el título con Cobreloa, lo que terminó por cerrar una temporada realmente para olvido. 

Retomando el nivel de juego
No fue fácil para el "Chano" despercudirse de las malas vibras de 1982. De hecho durante los primeros meses del 83 su nivel de juego y confianza todavía era un pálido reflejo de los del jugador del 81. Pero fiel a su estilo de trabajo sostenido y perseverante Lizardo pudo dar vuelta la situación y traer de regreso a ese jugador polifuncional que todos habían alabado tanto. Fue importante, en ese sentido, el apoyo permanente del entrenador Pedro García, quien lo estimuló para que fuera exigiéndose cada vez más. Cuento corto, Garrido fue subiendo gradualmente su rendimiento hasta llegar a convertirse, nuevamente, en figura estelar del equipo y pieza clave en la obtención de un nuevo título albo, Por eso, su desahogo fue total esa tarde de abril de 1984 cuando, tras derrotar a Audax Italiano, lograron bajar una nueva estrella, esa vez por sólo un punto de diferencia respecto de Cobreloa. Ese día el éxito deportivo tuvo un sabor distinto para Garrido, ya que tuvo que revertir con esfuerzo malos momentos. 

Durante los dos años siguientes Lizardo mantuvo su titularidad en el equipo y con un nivel de juego siempre destacado. De hecho, a fines de 1984, fue distinguido como el "Mejor deportista de Chile", estímulo que lo llenó de orgullo, ya que fue un premio no sólo al futbolista, sino también a su persona.

Las buenas noticias seguirían en 1985, ya que Lizardo fue nominado a la selección que disputó las clasificatorias para el Mundial de México 1986, proceso comandado por Pedro Morales. Fue titular en todos los duelos, conformando una retaguardia junto a Eduardo Gómez, Mario Soto y Luis "Chupete" Hormazábal. El equipo y Lizardo, dieron dura batalla hasta instancias de repechaje, en la cual finalmente se cayó ante los paraguayos. Se esfumó así la pretensión de Garrido de haber jugado un segundo mundial, En esa frustrante última llave de las eliminatoria Lizardo vivió uno de los momentos más complejos de su carrera al cometer un autogol, en el partido de ida, en Asunción. Fue una desafortunada jugada que se produjo tras un centro del delantero paraguayo Buenaventura Ferreira, en la que el "Chano" terminó metiéndola dentro del arco de Roberto Rojas, con su pierna izquierda. Lo pasó mal Garrido después de este autogol, ya que apenas salía a la calle muchos hinchas le recordaban, con no buenas maneras, su error en ese duelo. 

Lo otro no tan bueno es que Colo Colo cayó en una mini sequía de títulos que llevaron a una renovación del plantel y a la llegada de Arturo Salah, en la dirección técnica, en 1986. Y no fueron fáciles los primeros meses para el nuevo estratega albo, ya que los resultados no acompañaron durante toda la primera rueda, situación que causó la ira de la hinchada que pedía a gritos la salida del entrenador y la renovación del equipo. El ·"Chano" recordaba a un medio, respecto de esos días, que hubo varios partidos en que tuvieron que salir protegidos por Carabineros, porque sino los linchaban a todos. Afortunadamente la compleja situación se revirtió en la segunda parte del año, y el equipo saco fuerzas de flaqueza para torcer el destino y, más todavía, para lograr un nuevo título, tras aquella recordada definición con Palestino., en enero de 1987.

Sus años dorados con Colo Colo
En las dos temporadas siguientes (torneos 1987-88) Lizardo Garrido fue dejando, gradualmente, su puesto tradicional de lateral derecho, para posicionarse en el centro de la zaga. Al principio haciendo dupla con Oscar Rojas y luego con Hugo González. Este cambio le vino bien, ya que, producto de su experiencia, aportaba valor con su visión panorámica del juego, su cabezazo y esa salida limpia desde el fondo de la cancha. Y a pesar de que Colo Colo no pudo retomar la senda de títulos, la linea defensiva del cacique fue uno de los puntos altos en ambos campeonatos.  

Todo mejoró en 1989, durante la última etapa de Arturo Salah, ya que el equipo se consolidó en su funcionamiento, algo que partía desde la defensa, donde la dupla Lizardo Garrido-Eduardo Vílchez logró acoplarse de manera perfecta. Allí sentaron las bases de un trabajo que luego continuaría Mirko Jozic y que le daría frutos inéditos a Colo Colo. Ese verdadero equipazo lograría tres títulos en fila, algo que sólo había conseguido el Magallanes de los años 30. Con el entrenador croata Garrido después comenzó a hacer dupla con el joven Miguel Ramírez, ya que Vílches pasó a labores más de contención. 

El momento estelar en la carrera de Garrido llegó en el invierno de 1991, donde, tras una campaña espectacular y en la que él fue uno de los actores principales, Colo Colo obtuvo la ansiada y, hasta ese día esquiva, Copa Libertadores de América. Era el justo premio a años de sacrificios, constantes retos, algunos sin sabores, pero mucha constancia. Y pegadito al título continental, Lizardo participaría, con su acostumbrada regularidad, en la Copa America Chile 1991 (su primer torneo de este tipo, ya que no fue nominado a las de 1983/87), en la cual un "Colo Colo reforzado" obtuvo un aceptable, aunque algo amargo tercer puesto.  El partido con Brasil (derrota 0 x 2) sería su último encuentro con la casaquilla nacional, con la que totalizaría una suma total de 44 duelos, en poco más de 10 años.
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Ultimo año en Colo Colo y la aventura mexicana
En 1992 la carrera de Lizardo Garrido ya vislumbraba el retiro. De hecho, su última temporada en el cacique es de participación parcial (17 de 28 partidos), aunque tuvo activo rol en la obtención de dos nuevos títulos internacionales como la Recopa Sudamericana y la Copa Interamericana. Sin embargo, a fines de esa temporada surgió la opción de probar suerte en el floreciente fútbol mexicano. Específicamente en el Santos Laguna, equipo de la ciudad azteca de Torreón. 
La expectativa era grande, tanto del "Chano" como de la hinchada de su nuevo club. pero lamentablemente no fue buena la experiencia, a pesar de que lograron un subcampeonato. No se logró afirmar en la titularidad del equipo y la relación con la fanaticada nunca fue buena. Todo esto hizo que a fines de 1993 Lizardo tomara la decisión de "colgar los botines". cosa que concretó de forma natural y sin mayor parafernalia. Terminaba así la carrera, como jugador, de un grande del fútbol chileno (con 15 títulos a su haber), y uno de los primeros que fueron llamados "todocampistas". HDF/jma

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Audax demuele 9 X 2 a la UC, en 1945

11/3/2020

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La familia cruzada estaba feliz ese fin de semana, a mediados de octubre de 1945. Motivos había de sobra, el principal, la inauguración oficial del Estadio Independencia, un atractivo recinto construido a pocas cuadras del Estadio Santa Laura. De hecho, el viernes 12, ante poco más de 14 mil personas, el nuevo coliseo había sido presentado, en sociedad, en un solemne evento, al que estuvieron invitadas las otras universidades más importantes del país (U. de Chile, U de Concepción y Federico Santa María). El sueño del estadio propio se hacía realidad para los católicos, que pensaban coronar ese gran hito con una buena actuación el domingo 14, ante Audax Italiano, por la quinta fecha de la segunda rueda,  del campeonato oficial de primera división.  

Pero esa simbólica tarde de domingo, que sería testigo del estreno futbolístico del nuevo estadio de la UC, se transformó en una jornada de pesadilla para los jugadores y fanáticos de la Universidad Católica, ya que los itálicos literalmente arrollaron a los estudiantiles por un humillante 9 x 2. Fue una auténtica masacre de los verdes que se encontraron con el partido perfecto, Ahora, en 1945 no era impensado que los de calle Lira derrotaran a la UC, es mas era lo más probable (tenían paternidad), pero nunca por una diferencia de siete goles.

Entonces: ¿Qué fue lo que pasó ese día en Independencia? A la hora de encontrar razones convincentes los cronistas de la época se inclinaron por explicar lo sucedido, "por esas cosas fortuitas y misteriosas que tiene el fútbol". Eso sí, hay que convenir que, a lo mejor, por la presión de mostrar un buen nivel de juego ante sus hinchas, el equipo entró nervioso a la cancha, lo que pudo haber jugado en contra. Y ante la solidez y efectividad del rival sencillamente el cuadro de la franja se derrumbó como un castillo de naipes. Lo cierto es que la defensa fue un pasadizo, el medio campo una oda a la incapacidad y el ataque, a excepción de una parte del primer tiempo, incapaz de hacer daño alguno. Pero no sólo jugó mal la Católica, sino que también la goleada se explica por el duelo redondo que hicieron los itálicos, donde sobresalieron Reynoso y Villasante que hilvanaron, sucesiva e incansablemente, mortíferos ataques, casi siempre capitalizados por el goleador Giorgi, quien solito le encajó cuatro al portero Sergio Livingstone. 

Cuando terminó el encuentro un silencio incómodo llenaba el flamante estadio. La fiel hinchada no daba crédito a lo sucedido y media aturdida permanecía pasiva intentando encontrar razones frente a la cruel realidad. Y mientras tanto, los jugadores rebasados por la verguenza intentaban apurar los saludos para enfilar lo más rápido posible hacia los camarines. 

Ha sido la única vez que la UC recibió nueve goles en un partido oficial en Chile, pero sí hubo otra ocasión en que perdió por siete tantos de diferencia (fue en 1954, cuando cayó 7 x 0 con Santiago Wanderers). HDF/jma

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